Tradiciones Navales y Marineras

Tradiciones A BORDO

Ceremonias Fúnebres A Bordo

Las tres salvas que se disparaban a bordo, durante la inhumación de un marinero, se destinaban a ahuyentar los demonios que podrían penetrar en los corazones de los compañeros del muerto durante la ceremonia. Según una antigua superstición, los corazones permanecían abiertos durante un funeral y esto podría facilitar la entrada de malos espíritus. 

Y luego el último paso ... el toque de clarín, que es al mismo tiempo la promesa de una nueva alborada, que el arcángel Gabriel hará sonar para el muerto. En los tiempos de griegos y romanos, se llevaban a cabo ritos paganos durante los funerales en el mar. Los dioses eran propiciados y se colocaban monedas en la boca de los difuntos. 

De acuerdo con costumbre antiquísima, el maestro de velas, al coser la mortaja, debe dar el último punto a través de la nariz del muerto. Hay evidencias de que esta costumbre ha sido respetada en muchas ocasiones. Existe en la Armada Británica la tradición de pagarse una guinea (antigua moneda de oro inglesa equivalente a 21 chelines), con dinero del estado, por cada cuerpo que sea amortajado, estando esta tarea generalmente a cargo del maestro de velas o uno de sus ayudantes. 

El capitán de Fragata Beckett, en su libro Costumbres y Supersticiones, cuenta que, en un navío de guerra británico, fueron pagados 33 cadáveres después de la batalla de Jutlandia. 

Funeral A Bordo

FUNERAL DE UN MARINERO EN UNA ANTIGUA EMBARCACIÓN A VELA. 

Cuando un marinero moría a bordo, se avisaba al oficial de servicio.  Este informaba inmediatamente al comandante. Los compañeros del marinero muerto preparaban su entierro envolviendo el cadáver en su propio coy. El marinero muerto era depositado en su coy en la cubierta. Sus compañeros de rancho ayudaban al fabricante de velas, mientras la costureaba. 

Para dar peso al cadáver se utilizaban dos balas de cañón y colocaban sobre él una gran cubierta con la bandera nacional. En la mañana siguiente, la campana del barco tocaba funeral, y la tripulación se reunía para observar. El comandante leía el servicio fúnebre, luego que un marinero recogiera la bandera, mientras los demás hacían deslizar el cuerpo y el pabellón hasta el mar. 

El pabellón era izado de nuevo a bordo. Después del funeral se remataban las ropas, libros y pertenencias del hombre muerto entre la tripulación del barco. Cuando el barco regresaba a su puerto de origen, el dinero conseguido en remate era entregado a la viuda o a la familia.

Funeral de un oficial naval bajo Luis XVI 

Funeral de un oficial naval bajo Luis XVI (Pintura)

Hoy traemos a otro pintor francés. Hay que reconocer que los franceses han tenido grandes pintores de temáticas marinas. Se trata esta vez de  Eugène Isabey , un pintor romántico que muchas veces hizo escenas marítimas sin que saliera apenas el mar, como retratar a marineros u olas rebotando en acantilados.

En esta pintura que nos ocupa de 1836,  funeral de un oficial naval bajo Luis XVI , tenemos también al mar como elemento secundario, siendo un soberbio  navío de línea  de dos puentes el protagonista.

Tal y como indica el titulo, se trata de un  funeral en alta mar , siguiendo la costumbre de entonces. Es un navío francés, pero podía haber sido perfectamente uno británico o español. El ritual no cambiaba mucho por la nacionalidad.

El cuerpo en una mortaja blanca con un peso y al agua, tras una oración y la atenta mirada, respetuosa suponemos, de gran parte de la  tripulación del buque . Otros parecen más curiosos, agarrados a la cabullería y los obenques. Alguno hay quien se asoma por las portas de los cañones. Aunque tétrico aquello no deja de ser un  espectáculo  que les saca por un momento de la tediosa rutina de a bordo.

El capellán del navío está con la mano alzada arrojando el agua bendita y rezando por el alma de aquel oficial, con el comandante del navío a su lado, en señal de respeto hacia su subordinado fallecido. Quizás pensando que eso también le podrá pasar a él en algún momento de su vida.

Una salva acompaña al momento clave cuando el cuerpo es arrojado a las frias y oscuras aguas del mar. Una pintura oscura, algo sombría, muy  romántica  e innegablemente hermosa.

Funerales Vikingos

El misterioso viaje a la otra vida

 - Vikingos - 

Las prácticas y creencias funerarias de los vikingos son uno de los aspectos que menos conocemos sobre este pueblo. No parece existir una tradición común en el modo de enterrar a los muertos y en el destino que se suponía que les esperaba tras la muerte.


Común o no, esa imagen estereotipada procede de la crónica de Ahmad Ibn Faldan, un emisario del califa abasí de Bagdad que fue enviado a tantear relaciones comerciales con los rus, un pueblo vikingo que se había establecido en la cuenca del Volga, cerca de la actual Kazán (Rusia). Durante su estancia Ibn Faldan tuvo la oportunidad de asistir al funeral de uno de sus jefes,  un espectáculo que lo fascinó y horrorizó a partes iguales por su brutalidad .

Ahmad Ibn Faldan, emisario del califa de Bagdad, tuvo la oportunidad de asistir al funeral de un jefe vikingo; un espectáculo que lo fascinó y horrorizó a partes iguales por su brutalidad

El cronista explica que los festejos duraron diez días durante los cuales  los hombres “honraron” a su jefe emborrachándose, violando a las esclavas y sacrificando animales  a golpe de espada o arrancándoles la cabeza de cuajo. Mientras se hacían los preparativos para la ceremonia, el difunto era depositado en una especie de capilla provisional con comida, bebida y un instrumento musical para que pudiera entretenerse hasta el momento de su partida.

El día de la ceremonia  una esclava, apenas adolescente, fue elegida para ser la “novia del difunto” , atada al lecho fúnebre junto a él y, tras ser violada por los hombres de la familia, una mujer que ejercía como “ángel de la muerte” (tal vez una representación de una valquiria) la mató a cuchilladas. Tras esto, el macabro cortejo fúnebre abandonó el barco y un hombre desnudo le prendió fuego. Ibn Faldan escribe que los rus, al observar lo alto que ascendía el fuego, comentaron que  era una señal de que su jefe estaba complacido . Él desde luego no lo estaba tanto tras haber presenciado todo aquello y uno de los rus, al advertirlo, le espetó que los árabes debían de ser estúpidos por enterrar a sus muertos en lugar de darles una despedida espectacular como esa.


EL ÚLTIMO ADIÓS

En realidad,  si algo llama la atención sobre las prácticas funerarias de los pueblos nórdicos es precisamente su heterogeneidad . Según el arqueólogo Neil Price, especialista en era vikinga, se han descubierto más de 10.000 tumbas de aquella época y a partir de ellas no se han podido establecer demasiados puntos en común. Difieren en el método de tratar los difuntos -algunos eran enterrados, otros cremados- y en todo lo referente a la propia tumba: materiales, forma, elaboración y contenido. Se pueden observar similitudes por regiones -especialmente en zonas más aisladas, como islas-, pero no hay dos tumbas iguales.

Uno de los pocos patrones comunes es que, de uno u otro modo,  las tumbas tienen alguna relación con medios de transporte , principalmente barcos y, en menor medida, carros o trineos. Las cámaras funerarias a menudo recreaban estos transportes, bien construyéndolos físicamente -en versiones simplificadas- o bien de modo alegórico, por ejemplo con piedras que formaran la silueta de un barco. Estos espacios no necesariamente contenían el cuerpo del difunto, sino que podían servir también como una especie de nicho donde enterrar las cenizas.

El segundo elemento y tal vez el más desconcertante es el contenido de estas tumbas, lo que llamaríamos el ajuar funerario. De las sagas literarias se puede deducir una creencia común de que  el difunto se llevaría al más allá todo lo que se enterrase con él o, en el caso de ser cremado, lo que ardiera en la pira junto con su cuerpo . Lo escalofriante del asunto es que no solo se refería a objetos, sino también a seres vivos que le “pertenecieran”, animales o incluso esclavos. Algunas tumbas han revelado indicios de escenas verdaderamente escabrosas, como caballos partidos por la mitad, perros de caza con el cráneo aplastado o esclavos sacrificados en la pira de su amo para que este pudiera valerse de ellos en la otra vida.

Los llamados "barcos de piedra" son sepulturas vikingas cuya forma recuerda a una embarcación. Su existencia se remonta a mucho antes de la era vikinga, hasta la Edad de Bronce.

UN VIAJE MISTERIOSO

El hecho de que tantas tumbas aparezcan relacionadas de algún modo con medios de transporte parece apuntar a que los vikingos entendían la muerte como un viaje a alguna parte; sin embargo, sigue siendo un misterio cuál se suponía que era el destino de este viaje. Al igual que sucede con las prácticas funerarias, la información que se tiene sobre sus creencias de ultratumba es escasa, contradictoria y llena de lagunas.

Cuando uno intenta imaginar el Más Allá vikingo inevitablemente piensa en el famoso  Valhalla, el gran salón de Asgard donde Odín recibía a los guerreros . Sin embargo, este es únicamente el destino de quienes habían muerto en batalla y solo de la mitad de ellos, ya que la otra mitad eran seleccionados por Freya y llevados al no menos espectacular Fólkvangr; se desconoce cuál era el criterio para dicho reparto o incluso si existía criterio alguno. Allí, unos y otros permanecerían bebiendo, comiendo y luchando para prepararse para  la gran batalla de Ragnarök , que significaría el fin del mundo tal y como lo conocían.

Esta xilografía de Johannes Gehrts representa Ragnarök, la batalla del fin del mundo entre los dioses y los héroes comandados por Odín y las fuerzas del caos dirigidas por Loki. Los vikingos creían que Ragnarök terminaría con la destrucción de casi todas las criaturas de la mitología nórdica, tras lo cual nacería un nuevo mundo.

¿Pero qué sucedía con la gran masa de gente que no moría en combate?  Las fuentes hablan al menos de otros dos reinos de ultratumba.  Uno es llamado Hel, que por su etimología recuerda inevitablemente al término inglés  hell , es decir, infierno. Sin embargo, de los textos no se puede deducir que sea un lugar necesariamente malo -de hecho, incluso algunos héroes de las sagas que no perecen en combate mencionan que tras su muerte les espera Hel- y posiblemente sea la contaminación del pensamiento cristiano lo que impulse a buscar un lugar que se pueda asociar al infierno.

El otro lugar que se menciona en las fuentes es el llamado Helgafell, que significa “montaña sagrada”.  De todos los reinos de ultratumba Helgafell este es el que parece más apetecible , ya que parece ser un lugar sin conflicto donde los muertos pasan la eternidad comiendo, bebiendo y conversando. En oposición al violento destino que les espera a los guerreros escogidos por Odín y Freya, podría tratarse del Más Allá de la gente corriente o bien de aquellos que habían llevado una vida virtuosa. Este sería, además, el único reino de ultratumba que existía en Midgard, el mundo de los humanos, y se creía que se encontraba en montañas solitarias, inaccesibles o con formas extrañas.

El destino último de las gentes vikingas se nos presenta todavía rodeado de incógnitas y, a pesar de la fama que la ficción le ha dado, es seguramente uno de los aspectos de los que menos sabemos acerca de estos enigmáticos, contradictorios y siempre fascinantes pueblos del norte.

Entierros en el mar

El  entierro en el mar  es la sepultura de restos humanos en el océano, normalmente desde un barco o una embarcación. Es realizado regularmente por las  armadas  y por ciudadanos anónimos en muchos países.

Los servicios de entierro en el mar se llevan a cabo en muchos lugares diferentes y con muchas costumbres diferentes, ya sea desde un barco o un avión. Por lo general, el capitán de la nave o un representante religioso (de la religión del difunto o de la religión del estado) oficia la ceremonia.

La ceremonia puede incluir el entierro en un ataúd, en tela, en una urna o la dispersión de los restos incinerados desde un barco. El entierro en el mar por avión se hace generalmente solo con los restos incinerados. Otros tipos de entierro en el mar incluyen la mezcla de las cenizas con hormigón y la suelta del bloque en el mar para formar un  arrecife  artificial, como el  Arrecife Atlantis  situado en las costas de  Florida .


Visión de las religiones

Budismo

En el  budismo  tradicionalmente se hace la  cremación  del cadáver y las cenizas se depositan en un  columbario . La rama del budismo  Jōdo Shinshū  ha creado un servicio de entierro en el mar principalmente por sus miembros militares.

Cristianismo

Oficialmente la iglesia católica prefiere la sepultura en tierra en lugar de la cremación, pero la tolera si las cenizas se depositan posteriormente en tumbas o se entierran. Esta iglesia está en contra de tirar al mar las cenizas desde un avión o un barco, como también de tener las cenizas en casa. Se permite el entierro en el mar cuando la persona haya muerto a bordo de una embarcación.

El anglicanismo tiene procedimientos detallados para el entierro en el mar. El barco tiene que estar parado y el cuerpo cubierto con telas a la vez que se disparan dos balas de cañón. No se aconseja esparcir las cenizas.

En el luteranismo muchos veteranos de las armadas o marineros prefieren ser enterrados en el mar.

Hinduismo

Tradicionalmente se hace la cremación y huesos y cenizas se sumergen en el  río Ganges , si esto es posible. Está permitido el entierro en el mar si lo autoriza un dirigente religioso hindú.

Islam

Los textos sagrados del Islam prefieren la sepultura en tierra. Si una persona muere en el mar y es imposible llevar el cuerpo de vuelta antes de su descomposición se permite el entierro en el mar evitando, no obstante, los animales carroñeros y las mutilaciones.

Judaísmo

El judaísmo ortodoxo siempre ha prohibido el entierro en el mar, el judaísmo reformado lo permite previa consulta a un  rabino .