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La Galera

La Galera

La galera, (del griego medieval γαλέα/galéa) fue un tipo de barco bizantino. barco largo y estrecho que navegaba mucho a remo, aparejaba dos velas latinas, siendo hasta finales del siglo XVI el buque de guerra por excelencia. Su escaso calado, que apreciamos en la imagen, le permitía acercarse mucho a la costa y efectuar desembarcos.   La principal característica de esta embarcación era su gran eslora respecto a su manga y su relativa ligereza tanto en la marcha como en las evoluciones. En líneas generales, el nombre de galera comenzó a emplearse en España en el siglo XIV, a pesar de que en los inicios de la Edad Media, ya se empleaba en el Mediterráneo los de galea y galia.

Galera

Una variante es la galeaza, más grande y bien artillada para la época. Las galeazas llevaban tres palos (trinquete, artimón y mesana) mientras que la galera no llevaba mesana.
Las dimensiones de los mayores barcos de esta especie en las fechas últimamente citadas eran: eslora, 140 pies: manga, 20: puntal, 9. Hasta el siglo XVI, en que se perfeccionó el uso de la artillería a bordo de las embarcaciones, iban armadas las galeras de un espolón a proa (el rostrum de la nave romana) hecho de bronce o de madera reforzado con zunchos de hierro y colocado muy bajo, casi en la línea de flotación con el objeto de desfondar el barco enemigo a quien embistiesen. 

Sobre la cubierta de la galera iban dispuestos a una y otra banda los bancos de los remeros, existiendo una división, llamada crujía, que permitía ir de la popa a la proa: en este paso se colocaba el cómitre o nostromo (hortator entre los romanos) para vigilar y animar a los remeros.

La galera existe desde la antigüedad. Originalmente, usaba una fila de remeros por cada lado de la embarcación (monorreme). Tiempo después, los fenicios inventaron una galera con dos filas de remeros en dos órdenes, una superior y una más abajo, que era más veloz sin perder maniobrabilidad; esta evolución de la galera se llamó birreme.

En la Antigua Grecia crearon y usaron el trirreme, galera de tres filas de remeros. Los antiguos romanos, y antes de ellos los cartagineses, llegaron a utilizar el quinquerreme, que constaba de cinco remeros distribuidos en tres órdenes, con dos hombres en el orden superior, dos en el medio y uno en el inferior. Lo común era usar birremes. La liburna y la navis longa de los romanos también caen dentro de la denominación.

Réplica de La Real, la que fuera nave capitana de don Juan de Austria en la batalla de Lepanto, hecha a partir del estudio de Martínez-Hidalgo.

La galera existe desde la antigüedad. Originalmente, usaba una fila de remeros por cada lado de la embarcación (monorreme). Tiempo después, los fenicios inventaron una galera con dos filas de remeros en dos órdenes, una superior y una más abajo, que era más veloz sin perder maniobrabilidad; esta evolución de la galera se llamó birreme.

En la Antigua Grecia crearon y usaron el trirreme, galera de tres filas de remeros. Los antiguos romanos, y antes de ellos los cartagineses, llegaron a utilizar el quinquerreme, que constaba de cinco remeros distribuidos en tres órdenes, con dos hombres en el orden superior, dos en el medio y uno en el inferior. Lo común era usar birremes. La liburna y la navis longa de los romanos también caen dentro de la denominación.

Los remeros normalmente eran esclavos o prisioneros. Durante muchos siglos se mantendrá la condena a galeras como uno de los más crueles castigos posibles, tanto que incluso Miguel de Cervantes la menciona en el Quijote.

En España, el Cuerpo General de Galeras fue disuelto por orden de 28 de noviembre de 1748, firmada por el Secretarío del Despacho de Guerra y Marina e Indias, el Marqués de la Ensenada:
«Habiendo determinado el Rey suprimir la Escuadra de Galeras, ha resuelto que a los oficiales, ministerio y demás dependientes de la misma

Escuadra se asista con el sueldo o despida del servicio o agregue a la Marina según se expresa en la relación que incluyo, firmada de mi mano, y cuyo contenido quiere S.M. se ponga luego en ejecución en todas sus partes, y a este fin la dirijo a V.S, previniéndole además de la siguiente».

Pero en 1784, con la llegada de Carlos III y su empeño en terminar de una vez por todas con la piratería berberisca, se construyen nuevas galeras en España y se integran dentro del Cuerpo General de Marina existente. Pervivieron sin especial relevancia hasta los primeros años del siglo XIX.

Cuaderna maestra de galera.
 
 

La vida en las Galeras

 
 

Galeras y Galeotes

 
 

Galeras

Primeras construcciones

Luego de la evolución de los fenicios con una galera de dos filas, en la Antigua Grecia se creó el modelo de galera de tres filas de remeros. Los antiguos romanos, y antes de ellos los cartagineses, fueron uno de los primeros en emplear el quinquerreme, que se encontraba constituido por cinco remeros distribuidos en tres órdenes, con dos hombres en la parte superior, dos en el medio y uno en el inferior. Lo habitual era el uso de los birremes. La liburna y la navis longa de los romanos también entran en esta definición.

Por otro lado, durante el transcurso de la Edad Media, no se llevaron a cabo grandes modificaciones en el diseño de la galera barco. La idea innovadora de integrar una fila extra de remeros fue dejada de lado. No obstante, gracias al desarrollo de las galeras, otras civilizaciones lejanas pudieron expandirse a gran paso, un ejemplo de este hecho fue la creación del drakkar o barco-dragón de los vikingos.

En el siglo XV surge uno nuevo tipo de embarcación al que se dio el nombre de carabela, el mismo empleaba un velamen variado para navegar sin remeros, y gracias a esto, la tripulación en el barco era reducida. A pesar de este progreso, la carabela no logró sustituir a la galera.

A modo de ilustrar este evento, tome como punto de partida el viaje que dio el descubrimiento de América en el año 1492, la expedición de Cristóbal Colón navegó en dos carabelas y una nao, pero la flota reunida por las potencias cristianas contra el Imperio otomano durante la batalla de Lepanto en 1571 estaba constituida por galeras. De esta manera, este fue el último enfrentamiento de navíos en donde se utilizarían este tipo de barcos.

Mientras transcurría el siglo XVI, la artillería consiguió tener un valor práctico en el combate y fue instalada en las galeras. No obstante, los gálibos de ellas no fueron alterados. Los cañones fueron colocados en las extremidades, en repisas o castillos.

Expresiones relacionadas
Remar en galeras: frase con que se designaba el castigo de los delincuentes sentenciados a este duro trabajo y que familiar y figuradamente se expresaba también por la de escribir en el mar.

Galeras en guerras

Tipos de galeras

  • Galera real: la que arbolaba el estandarte real cuando iba en ella alguna persona de la familia del rey.
  • Galera patrono, almirante y vicealmiranta: las que solo montaban el jefe de las fuerzas navales, el almirante y el vicealmirante.
  • Galera gruesa: la del primer rango o de mayor porte.
  • Galera galocha: la de remos grandes, manejados cada uno por muchos remeros.
  • Galera de treinta bancos: la que tenía repartidos en los bancos hasta 120 remeros, 60 por banda. Su eslora era de 170 pies de largo poco más o menos.
  • Galera de veintinueve bancos: la que tenía 160 remos: era la galera más común y algo más pequeña que la de treinta. Las ordenanzas de Pedro IV de Aragón (1354) dicen: Echáronse seis galeras nuevas al agua, las dos de veintinueve bancos, porque fuesen más girantes y ligeras y las otras cuatro de treinta, como era lo más ordinario.  Llevaban estas además 44 remeros de refresco, armados para el combate cuando no manejaban el remo.
  • Galera de remos sencillos: la de muchos remos por banco, aunque de remos ligeros que manejaba un hombre solo.
  • Galera de buenaboya: la que estaba armada con remeros voluntarios.
  • Galera de forzados: aquellas en las cuales remaban los forzados.
  • Galera bastarda: sobrenombre que se daba en el siglo XVI a una galera más fuerte que la ordinaria. Había bastardas de dos clases: una de remo y de popa estrecha y otra de vela. Ésta, cuya popa era de culo de mona, solía llevar según Corsali un cañón y dos culebrinas a proa, una culebrina a popa y por cada banda un cañón y un arcabuz.
  • Galera sutil: se llamaba así a la más pequeña, venía a ser lo mismo que media galera o galeota. -Media galera: nombre que se daba a la que era chica.
  • Media galera :  Otro nombre por el cual se identificaba a una galera de menor tamaño.

En un mismo sentido, en algunas galeras los cañones eran dispuestos en una plataforma transversal que servía para facilitar la maniobra de la vela trinquete. En la crujía se posicionaba un gran cañón de caza o bombarda, y a sus lados otros más pequeños, falconetes y pedreros.

Ya entrada la época del Renacimiento apareció un nuevo modelo de galera barco, que sirvió como un intermedio, ya que estaba conformado por velas, a este diseño se le llamó galeaza y fue el precedente del galeón.

Mientras tanto en España, el Cuerpo General de Galeras fue disuelto por orden de 28 de noviembre de 1748, firmada por el Secretario del Despacho de Guerra y Marina e Indias, el marqués de la Ensenada. En dicha orden se podía leer el siguiente extracto:

»Habiendo determinado el Rey suprimir la Escuadra de Galeras, ha resuelto que a los oficiales, ministerio y demás dependientes de la misma Escuadra 
se asista con el sueldo o despida del servicio o agregue a la Marina según se expresa en la relación que incluyo, firmada de mi mano, y cuyo contenido quiere S.M. se ponga luego en ejecución en todas sus partes, y a este fin la dirijo a V.S, previniéndole además de la siguiente.»

Galeras

No obstante, para el el año 1784 con la llegada de Carlos III se persiguió un solo objetivo, el lograr eliminar de una vez por todas la piratería berberisca, y esto solo se podía hacer al construir nuevas galeras en España que se unieran al Cuerpo General de Marina existente. Estos nuevos modelos prevalecieron sin llamar la atención hasta los primeros años del siglo XIX.

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Galera de Guerra

Al primer remero de cada banco en la galeta se le denomina “bogavante”.

Fue una de las ocupaciones más antiguas de la historia, considerada un suplicio y la peor de las condenas, ya que las galeras se impulsaban usando la fuerza muscular con remos. Solían remar todos al mismo tiempo para que el esfuerzo fuera más efectivo y menor. Para esto, uno de ellos marcaba el ritmo monótono con un tamborilete o con su voz.

Ante el advenimiento de una batalla, los galeotes eran amarrados a su puesto mediante cadenas, dormían a proa cuando eran reemplazados por otro grupo de galeotes de refresco. Los enfermos, conflictivos o heridos eran echados sin miramientos por la borda, o desechados y revendidos a bajo precio en el mercado de esclavos, en el caso de las galeras turcas o berberiscas.

Se llama cómitre a la persona que en las galeras vigilaba y dirigía la boga y otras maniobras y a cuyo cargo estaba el castigo de los galeotes remeros y forzados.

En España, en 1560, por edicto del rey Don Felipe II, los galeotes eran generalmente gitanos u otras etnías como los moros que no eran deseados en la sociedad española; a veces no obedecer una orden de censo, no aceptar una orden de destierro, ser vagabundo, o simplemente para desocupar cárceles hacinadas era motivo suficiente para ser enviado a las galeras. El perdón por medio de “oidores” y comisarios que abogaban ante el rey era posible, pero era muy poco común el liberar a un galeote.

A pesar de que las velas no eran empleadas durante el combate, las mismas eran guardadas en los almacenes de la galera y los seguidores del wargame prefirieron utilizarlas como paños donde se pudiera añadir color y vistosidad para poder identificar el navío a distancia.

La Cuatrirreme y la Quinquirreme fueron los barcos principales que se emplearon durante las Guerras Púnicas. En este sentido, se podían clasificar como navíos «catafractados» puesto que, los remeros iban completamente a cubierto dentro del casco de madera.

En los nuevos diseños de la galera barco, los remeros eran esclavos dispuestos en los remos superiores, medios e internos para manejar la embarcación, mientras que las Trirremes eran servidas normalmente por hombres libres.

Mientras los cartagineses empleaban tácticas de embestida y abordaje junto al lanzamiento de proyectiles pesados, los romanos que trataron de copiar sus diseños no eran tan buenos navegantes por lo que preferían el abordaje. Por otro lado, los romanos diseñaron lo que se conoció como «Corvus», que se entendía como una galera extensa en donde había un gran garfio que era lanzado sobre la nave enemiga para intentar capturarla.

Corvus

La creación de este barco trajo como consecuencia que las galeras fueran menos estables, por lo que la gran mayoría se perdieron durante tormentas. Con el paso de los años, los romanos mejoraron como navegantes y pudieron vencer a los cartagineses utilizando sus mismas tácticas.

¿Cuánta gente podía estar en una galera?

A inicios del siglo XVI, la cantidad de personas que podían estar en el interior de una galera (tomando en cuenta a los tripulantes y remeros) era de aproximadamente doscientos hombres. De este número, al menos tres cuartas partes eran remeros.

De este mismo grupo de remeros, cien o ciento cincuenta eran galeotes. La galera barco era comandada por un capitán que tenía como ayudante a un patrón cuya función era gobernar a la tripulación. Asimismo, también se encontraban oficiales, los artilleros, el barbero, en raras oportunidades un médico, entre otros.

Características de la galera

La galera barco tenía una forma de eslabón entre la Navis longo romana durante los siglos XV – XVI y los dromones bizantinos. Las condiciones de los modelos durante dichas épocas eran muy parecidos en cuanto a su ligereza, también estaban hechas para el mismo fin de servir en las armadas de todos los periodos, siendo de apoyo para todas las naves auxiliares y exploratorias.

Una galera romana del siglo II

Las dimensiones de la gran mayoría de las embarcaciones de este estilo eran: eslora, 140 pies: manga, 20: puntal, 9. Las dimensiones se modificaron en el siglo XVI cuando se integró el uso de la artillería a bordo de las embarcaciones, las galeras iban armadas desde el espolón a proa (el rostrum de la nave romana) hecho de bronce o de madera reforzado con zunchos de hierro y colocado en la parte baja cerca de la línea de flotación con el objeto de desfondar el barco enemigo a quien embistiesen.

En la cubierta del barco estaban dispuestas una y otra banda los bancos de los remeros, haciendo así una división a la que se conocía como crujía, la misma lo que permitía era el tripulante se desplazara de la popa a la proa. En este espacio se colocaba el cómitre o nostromo (hortator entre los romanos) para vigilar y animar a los remeros.

Habían galeras que llevaban uno, dos y tres palos dependiendo del tamaño. El elemento que le daba impulso a la embarcación eran los remos y el auxiliar la acción del viento sobre las velas. Por lo general, habían siete remeros por cada bancada, tomaban asiento en bancos que estaban empotrados de una parte en el mamparo del corredor o crujía y del otro en el costado.

La cantidad de bancos era de 20 por banda, que por lo general eran entre 25 o 26, aunque hubieran buques de la familia de las galeras, las medias galeras y los leños tenían un menor número de bandas, mientras que otras tenían más como por ejemplo, las cuatro galeras portuguesas que fueron con la Armada Invencible, cada una de las cuales contaba 306 remeros.

Reconstrucción de una Galera

Por otro lado, el largo de los remos era de 50 pies próximamente y su manera de uso era apoyando el primer tercio en las postizas o piezas rectangulares de madera que estaban dispuestas en la parte externa de la galera barco, una por cada costado y que corrían a lo largo desde los yugos de popa hasta los del brazal o de proa.

Los modelos más antiguos de este tipo de navío estaban conformados por velas cuadrangulares, siendo la más grande la del trinquete, años más tarde fueron las latinas, por lo que la vela de trinquete fue más pequeña que la del palo mayor. Igualmente, en algunos modelos de imitación de parte de los romanos, tenían parapetos en los costados, gruesas planchas o una serie de paveses o escudos cuya función era de abrigo en el combate a remeros y soldados.

Las velas eran cuadras, lo que significa que su forma era trapezoidal, y frecuentemente latinas o triangulares. El palo mayor se encontraba descansando en la sobrequilla, mientras que el trinquete lo hacía sobre la cubierta. De una misma manera, se sabe que el largo de este palo mayor era de aproximadamente 20 metros. Las entenas se dividían en dos partes unidas por ligadas: la de la vela mayor era tan larga como era la embarcación de unos 15 pies.

Estas dos partes se les conocía como car y pena. En la parte más alta de los palos era común que existieran pequeñas plataformas o cofas, llamadas gavias. Por otro lado, el interior de la galera barca solía estar separado por mamparos transversales en seis compartimento, destinados los de popa al capitán y los restantes a pañoles de víveres, velas y demás efectos.

En tiempos de guerra, como es el caso del rey Don Felipe IV en 1638, los galeotes eran reclutados forzosamente entre los varones jóvenes de los pueblos para poner en activo a las galeras de guerra.
En nuestros días Galeote y Cómitre perviven como apellidos en España.
En el Japón feudal también se usó a personas para las embarcaciones a remo, pero con la diferencia que estos remadores eran libres y dedicados enteramente a su embarcación.

La vida en la galera

La vida dentro de la una galera era dura para los tripulantes, mientras que el capitán podía dormir en su camarote con ciertas comodidades tales como: sillas, taburetes, una cama con sus sábanas e incluso almohada. Los tripulantes tenían que dormir en el suelo raso en algún punto de la cubierta en donde se extendía un pequeño colchón y se protegían del frío con una manta.

Sin embargo, el principal problema no era el carecer de una cama o de ciertas comodidades, los inconvenientes eran el movimiento del mismo barco, las picaduras de chinches, piojos y pulgas. Los esclavos que se usaban para ser de remeros por otro lado debían dormir en el mismo banco donde estaban encadenados.

En un mismo sentido, la higiene dentro de esta embarcación era poco usual, solo se caracterizaba por el uso de agua para lavarse las manos y la boca antes de comer. A este tipo de cuidado se le conocía como »Higiene seca» y se mantuvo hasta entrado el siglo XVIII, estaba constituida por limpiarse el sudor usando un trapo (en algunos casos perfumado) que poseían algunos embarcados. Asimismo, las necesidades se hacían en una letrina situada en la proa y a la vista de todos.

Como bien ya se ha mencionado, no era muy común ver a un médico entre la tripulación, por ende los tripulantes y remeros se enfermaban con frecuencia e inclusive habían muertes. Estas enfermedades y bajas sucedían principalmente por la falta de higiene y el mal estado de muchos alimentos y el agua. Cuando se permitía la entrada de un especialista médico, por lo general era un cirujano, en caso contrario la medicina la practicaba el mismo barbero.

Galera

Para el tratamiento de cualquier herida se empleaba todo tipo de apósitos y se utilizaba una notable variedad de aceites, igualmente, era muy extensa la cantidad de ungüentos. A bordo de la galera también se llevaban toda clase de plantas medicinales con el fin de elaborar tisanas. En caso de las heridas fueran de gravedad (causada por un arma de fuego), entonces se procedía a suturar sin anestesia y se cauterizaba con fuego.

La comida se daba tres veces al día y estaba conformada en su mayor media por que se conoce como bizcocho. Una especie de tortas de harina de trigo que se pasaban dos veces por el horno, esto se hacía para que ganaran dureza para resistir todo el tiempo del viaje.

Si este alimento no se cocinaba como era debido o se tardaba mucho en consumir, era común encontrar en él arañas, pulgas. Este alimento iba acompañado usualmente por una escudilla de potaje, por lo general de garbanzos o habas, o bien un guiso de arroz. Por otro lado, la comida de los remeros era un bizcocho, seguido de un potaje de habas con aceite y un litro de agua.

En algunos momentos durante el viaje en la galera había de tiempo libre en donde la tripulación podía jugar juego de azar (como cartas y dados), aunque también se realizaban numerosas discusiones, trifulcas y blasfemias. Las autoridades que se encargaban de poner orden en la embarcación eran los responsables de dictaminar el tiempo libre y la cantidad que apostaban.

Galera escorada

De una misma manera, durante estas horas de descanso también se cantaban baladas de amor, se bailaba a la luz de los fanales, se hacían lecturas en voz alta (a pesar de que tres cuartas partes de la tripulación no sabían ni firmar), se montaban tertulias o se llevaban a cabo carreras de animales.

La presencia de mujeres dentro de la galera estaba terminantemente prohibida, no obstante, era usual que alguna que otra prostituta subiera a la nave cuando se fondeaba, en misiones de vigilancia costera, aunque se tenían que ir entrada la noche. Sin embargo, actualmente se conoce que algunas mujeres se les permitía su hospedaje en la embarcación cuando se trataba de un viaje a alta mar, pero su presencia era un motivo de disputa entre los tripulantes.

En líneas generales, la convivencia entre la tripulación era muy difícil, puesto que se lanzaban insultos, robos o abusos. Gran parte de la tripulación eran personas que provenían de los bajos fondos, era normal la presencia de armas blancas, y las reyertas solían dejar cicatrices. Los castigos que se impartían a los tripulantes que iniciaban una pelea podían ser muy pecuniarios (el castigo más bajo era perder algunas raciones de comida) o corporales. A pesar de todo esto, también se formaban lazos de fraternidad.

Los galeotes

Galeotes era el nombre que se le dada a los remeros que eran forzados a estar dentro de la embarcación. Por lo general, este tipo de remeros eran presos que debían pagar por su condena sirviendo en las galeras. Las condenas para estas personas se manejaban entre un mínimo de dos años y un máximo de diez. Dentro de los galeotes se encontraban personas que habían cometido hurto, habían lastimado a alguien o que estaban huyendo de la ley.

Navegación de una Galera

Un galeote era un esclavo condenado a remar en las galeras, era una forma de condena esclavizante, privativa de libertad, considerada como la peor de todas las condenas en vida, solo seguida de la condena a perpetuidad en una oscura mazmorra y se aplicaba en las legislaciones de España, Italia, Rusia imperial y Francia, fomentada por reinos y repúblicas mediterráneas y a veces apoyada por el Santo Oficio que destinaba a los condenados por herejías y otros motivos. En estos países persistió hasta los siglos XVI, XVII e incluso XVIII.

Los galeotes eran por lo general, delincuentes que purgaban como forma de pago por un delito cometido. Pero muchas veces eran enemigos capturados por haber luchado como soldado en el bando perdedor de un combate. Debido al esfuerzo requerido en este trabajo, era considerada estrictamente una pena masculina y no hay casos

documentados de que se haya aplicado 99 a mujeres. También podían ser integrantes de etnias estigmatizadas en la sociedad, reclusos sobrantes en cárceles con mucho hacinamiento, enemigos, algunos nobles caídos en desgracia ante el gobernante o simplemente por motivos de reclutamiento forzado por motivos de guerra naval.

De un mismo modo, también era común que se enviaran a las galeras a los presos musulmanes. En algunas circunstancias, a los presos que tenían la pena de muerte se les enviaban a ejercer esta labor por lo que les quedaba de vida. A un grupo de galeotes se les otorga el nombre de chusma.

En líneas generales, la presión habría sido una mejor alternativa que pasar la condena remando sin descanso, muchos alegaban que era un infierno. Esto se debe a que durante todo su tiempo en el barco estaban encadenados con argollas de hierro que les producían terribles llagas, tenían que soportar el calor, el frío, la lluvia, el sol o el látigo del cómitre muchas veces desnudos, peso a que ropa corría a cuenta de la Corona.

A pesar de todo el sufrimiento, las personas que se encontraban navegando en este tipo de navío recibían una remuneración. Dentro de toda la tripulación de una galera, el mejor pagado era el capitán, mientras que los peores eran los capellanes. Los cirujanos, calafates y hombres de armas se les atribuía un salario intermedio, mientras que a los remeros se les daba un salario mínimo. Por otro lado, los galeotos no recibían dinero, sino que se les daba el alimento necesario para que siguieran con energía para remar.