VIII. Aparejos

Velamen

Velamen

Lo primero que vamos a hacer para adentrarnos en el esclarecimiento del significado del término velamen es descubrir su origen etimológico. En este caso, tenemos que exponer que es una palabra que deriva del latín, concretamente es fruto de la suma de dos componentes de dicha lengua: 

-El verbo “velare”, que puede traducirse como “velar” o “cubrir”.

-El sufijo “-men”, que se utiliza para indicar un “instrumento” o una “herramienta”.

Se denomina  velamen  al conjunto compuesto por las  velas  que forman parte de un barco. El velamen constituye, junto al  mástil , la  jarcia  y otros elementos, el  aparejo  de la embarcación: es decir, aquello que posibilita que se desplace gracias al viento.

Los primeros velámenes fueron creados miles de años antes de  Cristo . Los romanos, los egipcios y los chinos ya utilizaban velas de diferentes  materiales  (algodón, cuero, cáñamo, papiro y otros) para trasladarse por el medio acuático.

El velamen puede estar formado por distintos  tipos  de vela.

En el siglo XVIII los dueños de los mares son los navíos de línea, aptos  como grandes  plataformas artilleras. Estos barcos presentan una combinación exitosa de velas cuadras y de cuchillo, incluyendo foques y velas de estay. Los palos mayor y trinquete portan tres o cuatro velas cuadras cada uno. La vela cangreja será habitual en el palo mesana, sustituyendo a la vela latina de los antiguos galeones. La cangreja es una evolución de la vela tarquina al subir la percha y hacerla firme al palo. Combinaciones de velas cuadras y de cuchillo serán usadas también en fragatas, corbetas, bergantines y otras naves.

 Con el desarrollo industrial aparecen los cascos de metal y los aparejos se hacen muy complejos en el siglo XIX: los perfeccionistas clippers, de casco muy estilizado ideado para alcanzar alta velocidad, utilizan un número variable de palos y muchas velas en cada uno de ellos (parece ser que algunos llegaron a mostrar nueve velas cuadras en el palo mayor y de ser esto cierto los nombres de las velas del palo mayor serían, de abajo hacia arriba, mayor, gavia, juanete, sobrejuanete, sosobre, monterilla, sobremonterilla, vela de ángel y rascacielos). Pero serían las últimas embarcaciones exclusivamente por la fuerza del viento.

Durante el siglo XIX se va combinando la vela con la máquina y en el último tercio del siglo XIX asistimos a la decadencia de la vela frente a los barcos impulsados por máquinas a vapor favorecidas por el empleo de la hélice. En los primeros años del siglo XX sólo un tercio del comercio marítimo mundial iba a vela, cuyo fin llegaría con la I Guerra Mundial cuando la vela dejó de ser económicamente rentable.

El primer fabricante de velas de quien tenga noticia fué Odiseo que, como recordarán ustedes, perdió su ruta en el Mediterráneo y naufragó en una playa extranjera. Allí, según el bardo Homero, que escribió el relato del crucero 1.000 años antes de Cristo, Odiseo conoció a una encantadora dama llamada Calipso, sentando de este modo un precedente fielmente seguido por los navegantes desde entonces hasta nuestros días.

Parece sin embargo que Odiseo hubo intentado regresar a sus lares, y así con la ayuda de Calipso, que le proveyó las herramientas necesarias, procedió a construir él mismo una embarcación.

Cuando, acabados cuadernas y forro, la hubo echado al agua, su dulce amiga, según Homero, llevóle paño para confeccionarle velas; y también a éstas las hizo muy habilidosamente. Y allí mismo él hizo rápidamente brazas y drizas y escotas. Manufactura ésta altamente calificada, mérito que la fabricación de velas ha mantenido hasta hoy.

Las velas no sólo se usaron con fines de placer o de aventura en aquellos lejanos días sino también para impulsar el comercio. Considero que la introducción del uso de las velas ha tenido en la historia del mundo tan honda repercusión como quizá ninguna otra invención revolucionaría a través de las edades. Lo que para el transporte terrestre fue la invención de la rueda debió ser para el tránsito sobre los mares la introducción de las velas.

 
 

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Los fenicios, comerciantes de estirpe semítica, que llegaron a ser los primeros navegantes de su época, realizaron viajes en procura de estaño desde sus puertos de la costa norteafricana, cruzando los Pilares de Hércules (estrecho de Gibraltar), hasta llegar a las Islas Británicas. Es probable que sus relatos de viaje influyeran sobre los Romanos, quienes invadieron la Britania antes de la era cristiana, iniciando así una serie de acontecimientos que han tenido un efecto profundo sobre la historia del mundo.

Desde la antigüedad hasta nuestros días, el hombre ha buscado el modo de optimizar el uso del viento para sus naves mediante la mejora de los aparejos.

Es posible, aunque lo dudo, que el Nuevo Mundo pueda haber sido descubierto por alguien a bordo de una canoa a remo. Fué una vela la que llevó a Lief Ericson a las costas de América del Norte, y fueron las velas las que hicieron posible los viajes de Colón. La gran época de exploración y la subsiguiente de colonización, expansión y comercio dependieron completamente de los barcos a vela. El Imperio Británico fué erigido por hombres que se trasladaron a los más alejados rincones de la tierra en barcos a vela, y los históricos grandes encuentros navales tuvieron lugar entre veleros gobernados por marineros mientras la batalla se cumplía en torno a ellos. Fueron entonces, también, los días de los balleneros a vela tripulados por marineros yanquis que viajaron a los mares del Sud y al Ártico.

Aunque el origen de las velas es bastante antiguo, quizá casi tanto como la navegación. Algunos investigadores dicen que apareció en un disco pintado, que se encontró en Kuwait y data de finales del quinto milenio antes de Cristo. En el  antiguo Egipto  se atribuía su invención a la diosa  Isis , a la que cuando buscaba a su hijo, con el objeto de apresurar más el viaje, se le ocurrió elevar un  palo  en medio de la embarcación y poner en él un  lienzo  capaz de recibir el viento. Para los griegos fueron dos los inventores:  Dédalo  cuando se escapó del  laberinto de Creta , o  Eolo , dios de los vientos.

La figura y material de las velas ha variado mucho. Aunque también varía poco e hicieron de figura redonda, triangular o redonda cuadrada. Los egipcios las hacían con la corteza del  papiro . En tiempos de  Julio César  los  bretones  tenían velas de  cuero . Los  romanos  empleaban el  lino , y algunos pueblos el  esparto  y los  juncos . Los  chinos  usan velas sujetas por  cañas . También se han fabricado velas de  algodón  o de  cáñamo  fuerte. De cáñamo eran las velas conocidas como "olonnes" que dieron origen en el siglo XV al término "lona".

Algunas veces teñían las velas de color azul, y por lujo llegaron al extremo de teñirlas de  púrpura . A veces las teñían en forma de pequeños cuadros, según se deduce de un pasaje de  Plinio el Viejo

Calidad de los materiales de las velas

En un principio el mejor material para velas fué el lino, aún cuando el cáñamo y el ramio también se usaban en cierta medida. El Almirantazgo Británico, sin duda el más grande consumidor mundial de tela para velas, fué muy exigente en lo referente a las especificaciones bajo las cuales se fabricaba la lona para la Real armada. Publicado en el año 1796, y citando las normas parlamentarias de la época concernientes a la manufactura de lonas para velas, “El Arte de Fabricar Velas” dice: “. . .la urdimbre y la trama serán trabajadas por piezas de 38 yardas, y los primeros cuatro números de tal paño serán hechos de lino largo.. . y ninguna hebra de lino usada en cualquier paño Británico será blanqueada con cal”.

Observarán ustedes que las autoridades estaban vitalmente interesadas en la calidad de las lonas destinadas a velar los barcos de guerra y mercantes de la época. La misma obra da algunos datos interesantes sobre el método de graduar los pesos de la lona en las postrimerías del siglo XVIII. Tenía entonces la lona naval 24 pulgadas de ancho y se entendía que cada pieza era de 38 yardas de largo. Había ocho pesos diferentes clasificados del N° 1, de 44 libras por pieza, al N° 8, de 21 libras. La graduación entre peso» era desde tres hasta cuatro libras por pieza.

Gracias a su aparejo de velas cuadras y de mesana latina, la “Santa María” permitió al Gran Almirante de la Mar Océano realizar su prodigioso descubrimiento de un Nuevo Mundo.

Nuevamente en 1685 cuando, por la revocación del Edicto de Nantes, los franceses forzaron a huir a medio millón de hugonotes, Inglaterra sirvió afortunadamente de refugio a algunos de los más finos artesanos del continente entre los cuales había muchos tejedores. Puede ser que —ironía del destino— los descendientes de alguno de aquellos hombres perseguidos hayan tejido la lona para las velas que llevaron a la flota británica hasta Trafalgar. Una vuelta completa ha dado la rueda de la historia y otra vez hállanse los pueblos en movimiento. ¿Quién puede predecir las consecuencias? La relación entre lona para velas y poder naval era tan estrecha en el siglo XVII que en 1664 Pepys anota en su famoso “Diario” que “el Rey de Francia ha prohibido la salida de cualquier lona fuera de su reino…” Luis XIV deseaba impedir, es claro, que Inglaterra usara la lona francesa para expandir sea su armada o su marina mercante. El resultado de esta política fué estimular en las Islas Británicas el cultivo del lino y la tejeduría de lonas para velas, especialmente en Somerset, donde desde entonces hasta hoy se confecciona la más fina calidad de lona.

En nuestros días la navegación a vela no ha desaparecido pues sigue usándose actualmente en algunas navegaciones fluviales o en actividades de pesca costera, incluso en navegaciones por el Golfo Pérsico mediante dows y en embarcaciones de carga entre India y Ceilán. Pero sobre todo en embarcaciones de recreo y competiciones deportivas, para las cuales se ha ideado la vela globo o spinnaker. La vela Marconi, evolución de una antigua vela usada por pescadores de la zona de las Bermudas, es hoy de uso muy extendido. Los viejos materiales utilizados en la confección de velas como el lino o el algodón (éste último enmohece y se pudre rápidamente en ambiente marino) son superadas por el avance tecnológico, los plásticos y fibras sintéticas.

Velas

Las velas son cuerpos planos y flexibles de lona o loneta que reciben directamente la acción del viento. Transmiten el empuje del viento a las vergas, quienes a su vez lo transmiten al mástil.

Las velas han adoptado diversas formas en función de las necesidades y técnicas náuticas de la época. Según el tipo de velas utilizadas, el aparejo puede recibir sus nombres.

Cazar

En náutica, y referido a las velas, cazar es la operación o maniobra que, expresada por una de las frases, cazar la escota o cazar la vela (ambas indistintamente empleadas), consiste en tesar bien las escotas o escotines, y así hacer firmes tales cabos, para que queden las velas respectivas desplegadas y convenientemente presentadas u orientadas al viento.
Cuando se navega con tiempo bonancible se pueden cazar a la par ambos puños de las velas de cruz, pero cuando ha de efectuarse dicha maniobra soplando viento duro y navegando de bolina (navegar barloventeando), si es una vela baja la que se ha de cazar, se empieza por amurar su puño de barlovento, para luego cazar el de sotavento. Si es una vela alta o gavia han de bracearse las vergas en siete cuartas, ha de cazarse el escotín de sotavento, arriando con cuidado el chafaldete y los brioles y después ha de hacerse lo mismo a barlovento, izando luego la verga hasta que las relingas de caída queden bien tensas.

Cuidados de las velas !!!

Hay personas muy sensatas en la vida diaria, que cuando el deseo tener algo se apodera de ellos, no se puede controlar. Los mejores argumentos sólo servirán para avivar su deseo. El mundo de la pasión no atiende a razones; un sueño no se discute y no hay más que hablar.

Una superficie velica de 12m2 sobre un barco de 500kg no sirve para nada! Que la mayor tenga rizos y que lleve un tormentin. Un derivador lastrado es bien para una navegación más dinámica , con una longitud de >6m. El barco debe esta insumergible y fácil de mantener y limpiar; también debe tener fácil acceso a los grifos de vaciado del casco y de gasolina; que su jarcia y su obra muerta están a la altura de vuestros aspiraciones; que los cofres son muy resistentes que no se abren por un bandazo y/o se llenan con agua.

Las velas de un barco requieren un mantenimiento específico. En este artículo te explicamos los consejos a seguir y los errores más comunes a evitar para prolongar su vida y sacarles el mayor provecho posible.

  • Para cuidar las velas de tu barco, debes comenzar por asegurarte de estar haciendo un buen uso de ellas. Muchos aficionados hacen un mal uso inconscientemente, repercutiendo en su vida útil.
  • Debes asegurarte de protegerlas bien de la sobreexposición solar y guardarlas secas en un lugar ventilado.


Los barcos a vela requieren más cuidado que los barcos a motor. Concretamente, el cuidado de las velas va mucho más que quitarles la sal cuando regresamos de navegar. Las velas de tu barco se deterioran por muchas razones, pero los principales desgastes los ocasionan el mal uso, la sobreexposición solar y las malas condiciones de invernaje. En este artículo te explicamos qué puedes hacer para evitar o minimizar los efectos de estos tres problemas y te damos unos consejos para prolongar al máximo la vida útil de tus velas.

10 consejos a seguir para conseguir un mantenimiento de las velas adecuado:

  1. Usar las velas de manera apropiada
  2.  Evitar los roces
  3. Limpiar las velas
  4. Proteger las velas del sol
  5. Revisar las velas durante la navegación
  6. Examinar las fundas de las velas
  7. Verificar el comportamiento de las velas
  8. Realizar una revisión de velas periódica
  9. Disponer de un kit de reparación a bordo
  10. Evitar los errores más comunes de navegación

1. Usar las velas de manera apropiada

Todas las fábricas de velas y toda la experiencia acumulada durante años de navegación a vela nos indican que la causa principal del desgaste de las velas es el mal uso.

Las velas están concebidas para soportar determinados esfuerzos con una determinada forma. Si la forma de la vela no es la correcta de acuerdo a las condiciones de mar y de viento, el conjunto formado por telas, costuras y herrajes sufre y se desgasta. Por este motivo es fundamental aprender a dar forma a las velas.

Esto incluye tener cuidado en las maniobras, en cada virada y en la posición estable de trabajo donde debemos evitar el roce con otras partes del velero. Una virada en la que se alarga tarde la escota de génova produce un rozamiento excesivo.

2. Evitar los roces

Cuando navegamos en diferentes rumbos y condiciones es muy útil ver que todos los puntos donde las velas pueden rozar con la jarcia, candelero, guardamancebo están correctamente protegidos. Inclusive en la vela mayor que al navegar en rumbos abiertos roza en las burdas o las crucetas al navegar en popa; puede parecer que solo se apoya, pero la acción abrasiva sobre las costuras es elevada. En este caso es muy importante colocar correctamente los refuerzos cuando utilizamos las velas por primera vez, particularmente en tensores, crucetas y guardamancebos.Las tensiones de las velas deben ser las correctas, particularmente en las drizas y los sables, pero también es importante eliminar esa tensión cuando el barco está en reposo. Ya que estamos, también es importante quitar tensión del backstay para relajar la jarcia.

3. Limpiar las velas

Si bien en la actualidad hay varias empresas que se encargan de la limpieza de velas, es preferible evitar que se ensucien y la causa principal de suciedad es guardar las velas mojadas favoreciendo la proliferación de hongos. Ya sabemos que la sal marina es agresiva para telas y costuras y que es necesario lavarlas con agua dulce. Pues bien, igual de importante es secarlas correctamente y guardarlas en un lugar ventilado. Por mencionar un ejemplo extremo, los barcos de regata de alto nivel suelen tener deshumidificadores a bordo cuando están en puerto, no precisamente por la proliferación de hongos, sino por aligerar el peso que la humedad supone.

Si es necesario lavar las velas porque han aparecido manchas de hongos hay que tener en cuenta de qué tipo de material están confeccionadas. Las velas laminadas, la aramida o nailon son muy sensibles al uso de lejía y no debería utilizarse ni siquiera diluida y en los casos que sí se puede utilizar, como en velas de Dyneema, siempre hemos de aclarar de forma abundante y secarlas correctamente evitando largas exposiciones al sol.

Para eliminar otro tipo de manchas como grasas o aceites, es posible utilizar un cepillo suave y un jabón desengrasante biodegradable; si bien, lo más efectivo y responsable es contar con la propia velería o empresas especializadas en limpieza que se encargarán del cuidado de tus velas y del medioambiente, utilizando los productos adecuados y tratando las aguas residuales.


4. Proteger las velas del sol

La exposición a los rayos UV es inevitable en navegación, pero debemos hacer todo lo posible para que queden protegidas cuando no navegamos. Las acciones clave que podemos llevar a cabo para ralentizar el daño de las velas son: colocar una funda que cubra las velas con eficiencia, así como revisar la protección de baluma y pujamen en las velas de enrollar o incluso sacar las velas cuando no las utilizamos por un período extenso.

5. Examinar las fundas de las velas

Dentro del recorrido de revisión, también podemos incluir las cremalleras de la funda de la mayor y también las fundas de génova. Las cremalleras suelen bloquearse por la sal, debido a que solemos aclarar la vela, pero no la bolsa. Lo correcto sería aclararlas igual que a las velas y además lubricar la cremallera para que funcione correctamente.

También debemos revisar los puños de amura, escota y driza; es donde se concentra la mayor tensión y una de las causas más habituales de rotura.

Un detalle que parece muy sencillo, pero no lo es: cuando plegamos las velas es importante no repetir siempre el mismo pliegue para evitar que este se convierta en una rajadura del material, aunque, lo ideal si tenemos espacio y guardamos las velas por un tiempo largo es en lugar de plegarlas, enrollarlas. De esta forma los pliegues no se marcan.

6. Revisar las velas durante la navegación

Contar con previsión facilita la maniobra y reduce los riesgos, así todo, cuando el viento arrecia es un momento incómodo y una maniobra de proa ordenada puede evitar males mayores. Al reducir el paño, si dejamos la vela anterior en la proa, ha de estar muy bien sujeta porque una ola puede barrer la cubierta y la fuerza del agua romperla, frenar el barco, limitar nuestra maniobra y por si fuera poco, hemos de destinar fuerzas a recoger la vela del agua y subirla a cubierta en una maniobra que aumenta el riesgo. Al arriar la mayor, es importante poner el barco correctamente proa al viento, si no es así, los sables bajan de lado, se enganchan y la vela cae de costado y puede romper el lazyjack.

7. Realizar una revisión de velas periódica

Sin lugar a dudas, la previsión y el control del material es la mejor forma de aumentar la durabilidad de las velas. Periódicamente hemos de revisar las costuras y los sitios de mayor fricción. Cuanto antes sea reparada una costura que comienza a romperse, menos afectará a la forma del área que actúa, en especial en las velas de portantes en las que las tensiones pueden aumentar rápidamente en una racha.

Al revisar las velas, también encontrarás los puntos de mayor fricción o esfuerzo de trabajo según el desgaste y si es posible procura reducir la fricción innecesaria. Para ello, puedes lubricar periódicamente el grátil y las guías, de esta forma también te aseguras su correcto funcionamiento al cazar o soltar la driza para modificar la forma de la vela o también puede ser vital a la hora de arriar la velas con rapidez, en una maniobra o porque vemos que se aproxima un chubasco.

Y no solo las costuras, en el caso de spinnakers, asimétricos, etc. los paños de la tela pueden sufrir pequeñas rasgaduras al ser arriados, si lo notamos hemos de reparar antes de izarlo nuevamente y si lo notamos cuando ya hemos vuelto a izar, lo ideal sería arriar cuanto antes y colocar un parche. En la actualidad existe una amplia variedad de telas adhesivas de diversos materiales que es muy útil llevar a bordo porque evitará males mayores; aunque un parche no es una solución definitiva y es muy recomendable una visita a la velería para asegurarte una reparación correcta.

7. Verificar el comportamiento de las velas

Durante la navegación, a la hora de tomar un rizo hay que revisar a conciencia la maniobra para que los cabos trabajen correctamente y la vela sea eficiente. En esta situación de grandes tensiones, una maniobra mal pasada puede provocar deformaciones difíciles de reparar. Además, hemos de acomodar correctamente el sobrante de vela para que no moleste la visibilidad y a la propia forma de la vela.

8. Realizar una revisión de velas periódica

Sin lugar a dudas, la previsión y el control del material es la mejor forma de aumentar la durabilidad de las velas. Periódicamente hemos de revisar las costuras y los sitios de mayor fricción. Cuanto antes sea reparada una costura que comienza a romperse, menos afectará a la forma del área que actúa, en especial en las velas de portantes en las que las tensiones pueden aumentar rápidamente en una racha.

Al revisar las velas, también encontrarás los puntos de mayor fricción o esfuerzo de trabajo según el desgaste y si es posible procura reducir la fricción innecesaria. Para ello, puedes lubricar periódicamente el grátil y las guías, de esta forma también te aseguras su correcto funcionamiento al cazar o soltar la driza para modificar la forma de la vela o también puede ser vital a la hora de arriar la velas con rapidez, en una maniobra o porque vemos que se aproxima un chubasco.

Y no solo las costuras, en el caso de spinnakers, asimétricos, etc. los paños de la tela pueden sufrir pequeñas rasgaduras al ser arriados, si lo notamos hemos de reparar antes de izarlo nuevamente y si lo notamos cuando ya hemos vuelto a izar, lo ideal sería arriar cuanto antes y colocar un parche. En la actualidad existe una amplia variedad de telas adhesivas de diversos materiales que es muy útil llevar a bordo porque evitará males mayores; aunque un parche no es una solución definitiva y es muy recomendable una visita a la velería para  asegurarte una reparación correcta.

9. Disponer de un kit de reparación a bordo

Si has tenido en cuenta todos los cuidados que aquí enumeramos, es posible que tus velas duren mucho tiempo fuertes y sanas. De todas maneras, es muy recomendable solicitar a la velería que te preparen un kit de reparaciones de acuerdo con tus velas. Por más cuidado que tengas en su mantenimiento, es fundamental poder reparar las velas en el momento mismo que se inicia una rotura para evitar que vaya a mayores. Unos parches autoadhesivos de Dacron o Kevlar pueden ser una gran solución, pero también tener a bordo hilo encerado, aguja y rempujo, puede solucionarte una buena cantidad de problemas durante la navegación.

Es muy importante tener en cuenta que una rotura leve puede suceder en cualquier momento y puedes hacer una reparación rápida y fácil, pero cuando verdaderamente ocurren las roturas no es con el mar planchado y una leve brisa, sino en condiciones adversas, incómodas y en las que los riesgos son mayores por lo que tener el material en buenas condiciones es clave para minimizar esos mismos riesgos.

10. Evitar los errores más comunes de navegación

Un error muy común es llevar suelto el balumero, que deberíamos controlar en cada virada, cambio de rumbo o aumento de viento. La falta de tensión produce una continua vibración que afecta el rendimiento y conduce al desgaste. También es posible que una vela de proa flamee porque la posición del carro de escota es incorrecta.

Lamentablemente, un error mucho más común es la falta de previsión o atención a la meteorología que deriva en no achicar a tiempo y navegar sobrevelado. Cada vela está concebida para un rango de viento, y, evidentemente el exceso de escora no es la única consecuencia de llevar una vela más grande que lo que la condición requiere y es la forma la que más sufre al estirar costuras y exigir de los puños.

Además, si navegamos a motor hemos de arriar la vela de proa y si hemos de dejar la mayor izada es imprescindible evitar el flameo.

Consejos para limpiar las velas

Limpiar las velas de un barco no es una tarea fácil. Si queremos sacarles el mayor partido posible, debemos conocer sus secretos y cuidados, o bien, acudir a un profesional para que él se encargue de hacerlo.

  • Las velas de un barco necesitan una limpieza profunda de forma esporádica y otro tipo de limpieza más ligera de forma constante.
  • Los tejidos de las velas tienen tendencia a acumular suciedad y moho, dos factores relacionados entre sí. Si conseguimos detener la suciedad, podremos impedir el moho.

Cuando limpiamos nuestro velero, lo hacemos porque nos gusta cuidarlo y mantenerlo en buen estado. Lo mismo pasa con las velas y tapicerías. Sin embargo, lo que muchos armadores no saben es que algunas de las formas más obvias de cuidar las velas de un barco, tales como lavar, cepillar y secar, pueden también acortar la vida útil de las mismas, por ejemplo, acelerando la degradación de las capas protectoras. En este artículo te enseñamos cómo llevar a cabo de forma correcta la limpieza profunda de las velas de tu barco, así como otros tipo de limpieza que requieren más constancia. No obstante, si lo prefieres, puedes olvidarte de ello y confiar en los servicios expertos de una velería para que ellos se ocupen.


5 consejos a seguir para realizar una limpieza correcta a las velas de tu barco:

  1. Realiza una limpieza profunda
  2. Endulza las velas después de navegar
  3. Evita la suciedad y el moho
  4. Protege las velas de los rayos del sol
  5. Contrata el servicio de una velería

1. Realiza una limpieza profunda

Lo primero que hay que hacer para disponerse a limpiar las velas de un barco en profundidad es retirarlas del mismo, incluyendo clips y aparejos. Si tu intención es lavarlas corretcamente, olvídate de hacerlo en la bañera de tu casa. A las velas no les sienta bien arrugarlas, ya que se degradan mucho más rápido que si navegaran por muchas millas con un trimado correcto. Por este motivo, se necesita una superficie amplia, así que una vez las hayamos retirado, las extenderemos en una superficie lo suficientemente amplia, plana y limpia y con fácil acceso a agua dulce.Una vez extendidas, mojaremos las telas con agua fría y prepararemos un cubo o un barreño lleno de jabón neutro. Las fregaremos con un cepillo de cerdas blandas y, recomendablemente, de mango largo para poder llegar fácilmente a diferentes sectores de la vela con movimientos de ida y vuelta. Además, es aconsejable hacerlo en todo momento descalzo o con calzado de suela blanca, para no perjudicar la vela al movernos sobre ella para llegar a todas sus zonas.Para eliminar las manchas más difíciles, usaremos una mezcla con una pequeña cantidad de detergente y una o dos tazas de vinagre por cada cuatro litros. Además, dejaremos en remojo la zona de la mancha con agua tibia durante una noche completa antes de cepillarla. Por otro lado, las velas laminadas, la aramida o nailon son muy sensibles al uso de lejía y no debería utilizarse ni siquiera diluida. En los casos que sí se puede utilizar, como en velas de Dyneema, siempre hemos de aclarar de forma abundante. Para las manchas de moho, óxido o grasa, se recomienda emplear un método distinto: 

Para eliminar las manchas de moho, se pueden emplear líquidos que contengan una ligera disolución de cloro, siempre y cuando no se trate de velas de Kevlar o Nylon. El cloro las dañaría. En cualquier caso, deben aclararse con agua rápidamente para evitar que el cloro las dañe.

Para limpiar las manchas de óxido, se puede usar una disolución acuosa y templada de ácido oxálico al 5%, disolviendo unos 45 gramos de sales por litro de agua caliente y usaremos un cepillo de filamentos suaves.

Para deshacer las manchas de grasa, es recomendable usar pastas de jabón, ya que los disolventes como el toleno o el tetra-cloruro de cabrono podrían incrustrar aún más la macha en cuestión. Una vez, hayamos aclarado bien las velas retirando el jabón y todo el material empleado, las extenderemos en un lugar que no les dé el sol, es decir, un lugar con sombra. Obviamente, este espacio también tendrá que ser amplio para evitar doblarlas y arrugarlas.

 Para limpiar a fondo las velas de tu barco, primero debes retirarlas y después estirarlas en un espacio amplio y con fácil acceso a agua dulce.

2. Endulza las velas después de navegar

Además de realizar una limpieza total de las velas de tu barco cuando ya están sucias, existen otras medidas a seguir de forma más constante precisamente para evitar que se ensucien y, por ende, para no tener que realizar esta limpieza a fondo tan a menudo. Estas acciones tienen que ver más con el día a día en el barco y son muy importantes para alargar su vida útil.Cuando las velas de nuestro barco se mojan con agua salada, posteriormente debemos endulzarlas para retirar los restos de salitre ya que, a pesar de no afectar directamente en las propiedades de la vela, la acumulación de cristales de sal sí acaban abrasando el tejido y, por ende, deteriorándolo. Además, la sal provoca que las velas tarden más en secarse o que estén constantemente húmedas. Por lo tanto, una vez regresemos a puerto después de la navegación, es recomendable mojar las velas con agua dulce, por ejemplo, con una manguera, e ir retirando la sal a menudo en lugar de dejar que se vaya acumulando con el tiempo.


3. Evita la suciedad y el moho

Los tejidos de las velas, sea cual sea su material, acostumbran a acumular suciedad y moho. No siempre nos damos cuenta hasta qué punto estos dos factores están relacionados. Es cierto que la humedad provoca que las esporas de moho se multipliquen. No obstante, muchos tipos de moho provienen precisamente de la suciedad que se deposita inicialmente en la vela en forma de polvo, antes de acumularse y formar una capa de suciedad.Por lo tanto, si podemos detener la acumulación de suciedad, también impediremos que se forme el moho, incluso en las épocas y regiones más cálidas y húmedas. Así que el lavado de las velas es fundamental; pero al lavarlas, las capas protectoras se van desgastando y debemos reaplicar los tratamientos recomendados para cada tipo de vela. 

Por ejemplo, el acabado que repele el agua nos permite proteger las velas por más tiempo ya que el agua desliza y forma perlas que llevan la suciedad a su paso, en vez de ser absorbida por el tejido. Impedir que el tejido absorba fácilmente la humedad negará a los microorganismos el hábitat de que necesitan para multiplicarse fácilmente, lo que retarda el deterioro de la fibras. Cabe destacar que este mismo principio también se aplica a otros accesorios de la cubierta tales como fundas, toldos y biminis. Debemos tener en cuenta que el tejido de Dacron está impregnado y también recubierto con resinas que le permiten mantener la forma y reducir el estiramiento a medida que aumenta la intensidad del viento. 

Después de la limpieza, es posible sustituir parte de esta protección, lo que ayudará a restaurar algunas de sus características originales. Muchas de las velas laminadas, cómo las de Kevlar, son propensas a desarrollar hongos entre las capas. En este caso puede ser más difícil prevenir el moho o quitarlo ya que penetra entre el laminado. La buena noticia es que se trata principalmente de un problema cosmético que no tiene impacto en el rendimiento de la vela ni en la integridad del tejido.Los profesionales conocen las particularidades de cada tipo de tejido y saben identificar si ha llegado el momento de reimpregnar las velas con nuevos aprestos para que sigan protegidas contra el moho, salitre, rayos UV, etc. Más información sobre: La humedad a bordo, Ósmosis en barcos: identificación y solución.

4. Protege las velas de los rayos del sol.

Los rayos UV también son dañinos para las velas. Durante la navegación, es inevitable que queden expuestas, pero una vez llegamos a puerto, debemos guardarlas bien para que estén bien protegidas y que no les dé el sol durante el tiempo que no naveguemos. Para ello, es recomendable usar una funda que cubra las velas con eficiencia y revisar la protección de baluma y pujamen en las velas de enrrollar. Incluso, si no vamos a navegar por un período externo, es aconsejable sacar directamente las velas del barco.  Los rayos UV también son dañinos para las velas. Una vez llegamos a puerto, hay que protegerlas del sol.

5. Contrata el servicio de una velería

Las velerías tienen espacio suficiente para lavar todo tipo de velas sin necesidad de doblarlas, colgándolas para que se sequen a la sombra y sin formar pliegues.

Quizás la mayor desventaja de limpiar y tratar las velas profesionalmente sea el coste, ya que se trata de un tipo de mantenimiento que debemos hacer cada año. Por lo tanto la gran cuestión es si merece la pena. Cabe señalar que los resultados pueden ser impresionantes incluso en velas muy sucias, con mucho moho y manchas de óxido. Así que suponiendo que el tejido está en buenas condiciones, en el caso de las velas muy sucias, con algunos años pero poco uso, no hay duda que limpiarlas y tratarlas profesionalmente merece la pena. Lo mismo para toldos, biminis, colchonetas y otros accesorios de tela.

La respuesta a la pregunta sobre si este tipo de servicio merece la pena inevitablemente dependerá de la preferencia y presupuesto de cada armador. Por un lado, hay un gran número de personas para las que el aspecto general del barco es muy importante y motivo de orgullo pero que navegan poco a lo largo de la temporada. Estos armadores esperan que un juego de velas de crucero les dure una o dos décadas, por lo que no hay duda que vale la pena gastar algún dinero en mantenerlas en buen estado y prolongar su vida útil.

Sin embargo, para los que navegan muchas millas es probable que no les importe ignorar el aspecto de las velas cuando se están acercando al final de su vida. Dado que para la mayoría de los armadores el barco supone una inversión de largo plazo, si sabemos que a nuestras velas ya solo les queda un par de temporadas, tiene sentido aceptar que ya no luzcan tan bien y guardar el presupuesto para un juego de velas nuevo en vez de gastarlo en una limpieza profesional.


Examina las velas

Limpiar y tratar las velas son sólo algunos de los servicios que podemos contratar en una velería. Es recomendable que de vez en cuando dejemos que un profesional las examine para detectar daños que a lo mejor a nosotros nos pasarían desapercibidos, principalmente en las costuras; solucionar rápidamente estos problemas evita que se vuelvan más graves y costosos.