Clasificación de Embarcaciones
Finalidad

Veleros

Veleros Antiguos

Velero Fragata

La Fragata

El término «fragata» (en italiano  fregata ; en catalán, portugués y siciliano  fragata , en alemán:  fregat  y en francés  fregate ) proviene del Mediterráneo a finales del siglo XV, refiriéndose a una galera ligera con remos, velas y un armamento ligero, construidas para ser rápidas y maniobrables. Buque de escolta, combate y aviso, de menor porte y artillería que los navíos de línea.

Es muy anterior a la navegación a vapor y a las escuadras de naves blindadas de la segunda mitad del siglo XIX. En el siglo XVII las fragatas eran buques de tres palos, más ligeras que los navíos de línea que formaban el núcleo principal de las escuadras de vela. Disponían como máximo de dos cubiertas y por lo normal artillada solo una o todo lo más con una pequeña batería en la segunda y con un número total de piezas que raramente excedía de 30, aunque en algún caso llegaba a 50.

Amerigo Vespucci

La fragata lleva el mismo aparejo que el navío de línea. La diferencia estriba en que la fragata es un barco de guerra más pequeño que el navío, con una sola batería de cañones mientras que un navío tiene que tener un mínimo de dos puentes. Con una sola fila de cañones (aparte son los que puediera llevar en la cubierta). Lo normal era que, en total, llevaran de 36 a 42 cañones. A igualdad de aparejo, su menor peso y tamaño las hacía más ligeras y rápidas que los navíos.

En 1583, durante la Guerra de los Ochenta Años, la Casa de Habsburgo recuperó los Países Bajos Meridionales de la rebelión alemana. Esto hizo que los puertos fueran ocupados por corsarios al servicio de la corona española que atacaban a los holandeses y a sus aliados mediante barcos ligeros a los que se denominaba fragatas. El éxito de estos corsarios hizo que el término fragata empezara a aplicarse a barcos de guerra veloces. Los ingleses empezaron a describir sus barcos ligeros como fragatas a partir del  HMS Sovereign of the Seas  en 1651.

La flota de la República de los Países Bajos fue la primera armada en construir fragatas de gran tamaño capaz de navegar en océanos. Los holandeses buscaban así contrarrestar el poder de la flota española alcanzando tres objetivos: protegiendo la flota mercante holandesa, bloquear los puertos leales a España e infligir daños a los corsarios y a los leales a la corona hispánica, para última instancia evitar un desembarco de tropas. Los dos primeros objetivos requerían velocidad y navegar en las aguas superficiales de Holanda, y la habilidad para transportar material y víveres para mantener los bloqueos. El tercer objetivo requería armamento pesado, el suficiente para hacer frente a la flota española. La primera de las grandes fragatas neerlandesas fue construida alrededor del 1600 en Hoorn en Holanda. En los últimos años de la Guerra de los Ochenta Años los holandeses habían sustituido todos sus barcos pesados, que aún usaban los ingleses y españoles, por las fragatas más ligeras, capaces de cargar 40 cañones pesando 300 toneladas.

La efectividad de las fragatas neerlandesas fue notablemente visible en la batalla de Las Dunas en 1639, lo que hizo que más armadas se interesaran en adoptar el diseño, entre ellas la inglesa.

La primera fragata que se construyó en Inglaterra fue la HMS  Constant Warwick  de 26 cañones y 380 a 400 toneladas: la hizo Pedro Pett en 1646 para el conde de Warwick el que después la traspasó al gobierno. El constructor tomó su modelo de una fragata francesa, que había visto en las aguas del Támesis. Los recuerdos navales retienen aún la memoria de este buque considerado como velero sin igual y una canción antigua del tiempo de la reina Ana le cuenta entre los buques que perecieron en la costa británica en la terrible tormenta de 1703. La  Southampton  construida en 1667 fue el primer buque que poseyó todos los caracteres de una fragata moderna. Cómo último dato estas llegaron a medir entre los 12 y 30 metros de altura.

Fragata  Nuestra Señora de las Mercedes

Fragata: un nombre para distintas naves

Casi todos identificamos una fragata como un buque de guerra, que adquirió gran protagonismo a lo largo del siglo XVIII. Uno de los ejemplos más conocidos es la llamada  Nuestra Señora de las Mercedes , la nave que fue atacada y hundida por los ingleses, cuyo hecho ha salido en multitud de medios de comunicación y ha sido objeto de estudios, debido a la riqueza de su cargamento y especialmente al fallo de la justicia norteamericana, que en una decisión histórica dio la razón al gobierno español, e hizo que la empresa Odissey devolviera todo lo que había obtenido a través de la recuperación ilegal en el pecio de este buque de estado.

Sin embargo, previamente hubo otra embarcación mucho más pequeña que se denominó igual y que posiblemente fue su punto de partida.


Las fragatas del siglo XVI: pequeñas y ligeras naves

Fragata es una palabra de origen italiano, que en menos de un siglo se extendió a casi todas las lenguas románicas de nuestro entorno. Se convierte, además, en español en una voz de gran uso y frecuencia, como atestigua su presencia en distintos diccionarios y vocabularios del momento. Se registra, por ejemplo en las cartas de San Ignacio de Loyola, en las obras de Cervantes y en las de Lope de Vega. A finales de la centuria se sabe que ya había pasado a América.

Durante el siglo XVI la voz se aplicaba a una especie de chalupa o pequeña embarcación de la familia de las galeras que éstas solían llevar amarrada a popa para saltar a tierra o usar en caso de naufragio. Según Fondevila podía llevar entre 7 y 9 bancos para remar, con un hombre por banco. No tenían cubierta, pero sí crujía y llevaba un palo con aparejo latino.

Covarrubias la definió como:

Batelejo que suele llevar consigo la galera, y la echa a la mar cuando hay necesidad de llegar con ella a tierra, o ir de una galera en otra con algún recaudo, por ser como una parte y miembro de la galera, que va haciendo ruido con la presteza del bogar y menear de los remos; porque como es bajel pequeño va más ligero. Es bastante frágil porque no puede resistir las olas del mar, si hay un poco de tormenta

Otro autor, Jal, dice que hasta el siglo XVII la palabra se refería a embarcaciones sin bordo y con un sólo puente o ninguno, pero que eran muy rápidas y ligeras. Y además sabemos que varias de este tipo intervinieron en el combate naval de Lepanto:

«Las  fragata s que se hallaren en la armada esten por popas de las galeras, y al tiempo de la batalla tengan dos esmeriles y diez arcabuceros, con un caporal para combatir con dos baxeles pequeños del enemigo».

(Vander Hammen,  Don Juan de Austria , Madrid, 1627, referencia tomada de Jal, I, p. 717).

Eran, sin duda, naves pequeñas con poca o ninguna artillería dependiendo del uso asignado, pero muy útiles en el auxilio de los navíos de mayor porte por su velocidad.

La transición en el siglo XVII

En este siglo se gesta el cambio, que comienza en el momento en el que se dota de artillería a estas embarcaciones. Al armar la  fragata  para la guerra y aumentar su tonelaje, lo que antes era un  batelejo  o chalupa se empieza a transformar en una embarcación más grande, que termina siendo de alto bordo, incorporando un puente y una batería de cañones, lo que hace que su tamaño termine siendo mucho mayor. Creemos que este cambio se produce cuando el centro de atención de las potencias marítimas pasa desde el Mediterráneo al Atlántico.

La antigua  fragata  mediterránea no era adecuada para la navegación atlántica precisamente por su debilidad; sin embargo, el desarrollo de la piratería en el Caribe y en buena parte del Atlántico durante la segunda mitad del siglo XVI, hizo muy necesario construir un barco de guerra (por tanto suficientemente grande para transportar artillería) pero al mismo tiempo muy ligero y rápido (características que se atribuían a la  fragata  del Mediterráneo). El resultado de la adaptación técnica a unas necesidades nuevas del viejo invento siciliano fue el surgimiento de una novedosa embarcación de alto bordo: la  fragata  atlántica.

Planos de la fragata rusa llamada “Shtandart”, cuyo primer comandante fue el mismo Pedro el Grande en 1703. Astillero de Olonets

Las fragatas desde el siglo XVIII

La que algunos autores llaman fragata atlántica, es un buque de cruz y de tres palos, aunque menor que el navío. Las hay tanto para la guerra como para el comercio.

Plano de la fragata correo de Su Magestad nombrada  Reyna Luisa , alias San Carlos. Fines s. XVIII. AGI

La  fragata  era un barco pequeño de auxilio en el Mediterráneo a lo largo de la baja Edad Media, que se terminó adaptando en el Renacimiento a la navegación atlántica, y que en el siglo XVII eleva sus prestaciones, así como su tamaño y se empieza a utilizar como embarcación militar independiente hasta dar como resultado las magníficas fragatas de la época ilustrada. En esos momentos la antigua y pequeña  fragata  cambia, pero conserva el rasgo de su gran velocidad, para ello deja de ser ligera hasta convertirse en una nave de alto bordo con tres palos y hasta tres baterías de cañones, ya en el siglo XVIII.

Diseño clásico

Las clásicas fragatas, bien conocidas hoy por su papel en las Guerras Napoleónicas, se remontan a los diseños franceses en el segundo cuarto del siglo XVIII. La francesa   Médée   de 1740 es considerada a veces el primer ejemplo de este tipo de barcos. Estos barcos eran de vela cuadrada y llevaban todos sus cañones en una única cubierta superior. La cubierta inferior, conocida como la “cubierta de cañones”, servía para los camarotes de la tripulación y se encontraba generalmente por debajo de la línea de flotación del barco.

Las nuevas fragatas eran capaces de luchar con todos sus cañones en mares que podían considerarse demasiado tormentosos para los barcos de doble cubierta. Las nuevas fragatas navegaban muy bien y se convirtieron en serios adversarios debido a su casco largo que permitía más velocidad y más capacidad para la artillería.

La  Marina Real británica  capturó una de estas nuevas fragatas durante la  Guerra de Sucesión Austriaca  y se impresionaron por la maniobrabilidad del barco, especialmente en zonas costeras. Pronto los británicos copiaron el diseño y lo adaptaron a sus propias necesidades, sentando las bases para otras fragatas que construiría.

Una fragata de la clase  Magicienne

Edad del vapor

Los buques denominados como fragatas, continuaron desempeñando un importante papel tras la aparición de la propulsión a vapor en el siglo XIX. Inicialmente, las armadas experimentaron durante la década de 1830 como grandes  vapores de ruedas  con grandes piezas de artillería situados sobre cubierta.

A mediados de la década de 1840, comenzaron a aparecer buques más similares a las fragatas tradicionales de vela, pero dotadas de máquina de vapor que accionaban una hélice.

Fragatas blindadas

Desde 1859, comenzó a añadirse blindaje a las anteriores fragatas y navíos de línea propulsados mediante hélice. El peso adicional de estos primeros ironclads implicaba que solo podían portar una cubierta armada con cañones, por lo que técnicamente eran fragatas, aunque fueran mucho más poderosas que cualquier navío de línea de madera de la época. El término "fragata blindada" o "fragata acorazada" permaneció en uso por algún tiempo, denotando que estaban equipadas con velamen, propulsión a vapor, y batería lateral o reducto central blindado.

A finales del siglo XIX, el término fragata fue decayendo en uso. Los buques con blindaje eran designados entonces como  acorazados  o  cruceros acorazados , mientras que los cruceros protegidos solo contaban con una cubierta blindada, y los buques no blindados, incluidas las fragatas, eran clasificados como "cruceros no protegidos".

Fragata de hélice danesa  KMD Jylland , único buque de esta época preservado hasta nuestros días.

Era moderna

Segunda Guerra Mundial

Las fragatas modernas sólo se parecen a las fragatas antiguas en el nombre. El término "fragata" se readoptó durante la Segunda Guerra Mundial para describir un nuevo tipo de buque de escolta anti-submarino que fuera mayor que una  corbeta , pero más pequeño que un destructor, aunque con tamaño y capacidades semejantes a un Destructor de escolta norteamericano. La fragata fue introducida para remediar algunos de los problemas intrínsecos que tenían las corbetas: armamento limitado, un casco sin la forma necesaria para navegar en mar abierto, un eje de transmisión único que limitaba la maniobrabilidad y la velocidad, y falta de alcance.

La fragata fue diseñada y construida siguiendo los estándares de la corbeta, usando astilleros que hasta entonces no estaban acostumbrados a la construcción de barcos de guerra. La primera clase de fragatas, la clase  River  (1941), era en esencia una corbeta con un casco mayor y armada con las nuevas armas anti-submarinas Erizo.

La fragata posee menos poder de ataque y velocidad que un destructor, pero tales cualidades no se requieren para la lucha anti-submarina. Los submarinos eran lentos, y el ASDIC no podía operar a velocidades superiores a 20 nudos. Es más, la fragata era un buque austero encaminado a poder construirse en masa y llenarse con las últimas innovaciones en guerra antisubmarina. Como el objetivo de la fragata era acompañar a los convoyes, y no para ser desplegada en una flota, tenía un alcance y velocidad limitados.

Los buques contemporáneos nazis, también llamados  Flottenbegleiter  (escolta de flota), conocidos como "F-Boats" eran esencialmente fragatas Estaban basadas en el concepto del  OBK  de preguerra de tener un barco ligero de dragaminas, escolta de mercante y buque anti-submarino. Debido al Tratado de Versalles su desplazamiento era oficialmente inferior a 600 toneladas, aunque en realidad se excedía en 100 toneladas. Los F-Boats tenían dos pabellones de fusiles y dos cañones de 105 mm. Con todo, el diseño fue equivocado, debido a su cuerpo estrecho y unas turbinas de vapor poco fiables. Los F-Boats fueron sucedidos por la Clase 35 y los torpederos de la clase Eilbing. Algunos quedaron todavía en funcionamiento como barcos de entrenamiento.

No fue hasta la aparición de la clase  Bay  de la Marina Real británica en 1944 cuando un diseño británico con el nombre de fragata se emplea para una flota, aunque todavía con velocidad limitada. Estas fragatas anti-aéreas, construidas con cascos incompletos de la clase  Loch , eran similares a los destructores escoltas de la armada de Estados Unidos, aunque estos últimos tenían más velocidad y un armamento más ofensivo capaz de servir en el despliegue de una flota. Finalmente, con la entrada en guerra de Estados Unidos los destructores escoltas americanos colaboraron con la flota británica en el papel de fragatas y los ingleses pudieron poner sus propias fragatas en las flotas conjuntas.

Fragata de clase Loch

Fragata moderna

La introducción del misil guiado después de la Segunda Guerra Mundial cambiaron su función y su diseño. En la US Navy estos buques son llamados escoltas oceánicos, y la clasificación del caso es "DE" o "DEG" ( Destructor escort ) hasta 1975. La Marina Real británica ha mantenido el uso del término "fragata", al igual que la Armada Francesa al referirse a los barcos equipados con misiles, superiores a los cruceros. La Armada Española tiene dos clases de fragatas, la Álvaro de Bazán y la Clase Santa María; en las maniobras OTAN las fragatas de la clase Bazán actúan como destructores. La Armada Soviética denomina a sus fragatas "buques guardas".

En la actualidad todas las fragatas modernas están equipadas de alguna forma con misiles de ataque o defensivos, y cuentan también con una importante cantidad de misiles guiados. Las mejoras en los misiles tierra-aire como el Eurosam o el MBDA Aster permiten a las fragatas modernas formar el núcleo de la mayoría de las armadas del mundo y cuentan con una posición predominante entre las flotas, que ya no requieren de barcos específicos para la defensa antiaérea.

HNLMS  Van Speijk  neerlandesa, de la clase  Karel Doorman .

Dotación de una fragata española de 34 cañones

La tripulación (gente de mar encargada del manejo del buque y su artillería) y guarnición (infantería de marina embarcada) correspondiente a una  fragata de 34 añones , abarcando un total de 302 individuos según consta en el Reglamento General de las Guarniciones y Tripulaciones de 1788.

  • - Oficiales de Guerra:  7

  • Oficiales Mayores:  6

  • - Tropa de Infantería de marina : 56


  • - Tropa de Artillería : 19

  • - Oficiales de Mar : 19

  • - Artilleros de Preferencia : 10

  • - Artilleros Ordinarios : 55

  • - Marineros : 60 - Grumetes : 60

  • - Pajes : 10

TOTAL: 302

El combate de Nelson contra españoles que perdió en el último momento

La paupérrima situación de la Real Armada en aquel año de 1796 se agravó, cuando España  se vio obligada a cambiar de lealtades , pasando de  luchar junto con los británicos contra la Francia revolucionaria , a buscar la paz con esta para revolverse contra su antiguo aliado.

El  mal estado de buques y tripulaciones  españoles sería aprovechado por los británicos, que no perderían la oportunidad de demostrarles a aquellos que habían salido perdiendo con el cambio.

Y el primero que lo hizo fue el recientemente nombrado  comodoro Horace Nelson , que hacía un crucero desde Gibraltar hacia la isla de Elba, donde debía evacuar a las tropas británicas asediadas por los franceses. Nelson portaba su insignia en la  fragata  Minerve , que además iba en compañía de otra fragata, la  Blanche .

El día 19 de diciembre de 1796, cerca de Cartagena, a las diez de la noche, divisaron dos embarcaciones españolas: las fragatas  Santa Sabina  y la  Ceres .

Inmediatamente,  Nelson ordenó la caza  y se dispuso a librar un combate cuyo final no se lo hubiera imaginado nunca.

Las fragatas

Antes de proseguir con el relato, es importante aclarar el tipo de fragatas que participaron en este combate, para que nos hagamos una idea de las  fuerzas y poder artillero  para poder realizar una comparación.

Fragatas británicas

La HMS  Minerve  era una fragata de 40 cañones de origen francés1, con 28 cañones de 18 libras en la batería, 16 carronadas de 32 libras y 6 cañones de seis libras en alcázar y castillo de proa. Era por tanto  una fragata pesada . Tenía una tripulación de unos 250 hombres. Estaba mandada por el capitán George Cockburn.

Captura de la fragata Minerve, cerca de Tolón, 24 de junio de 1795. Sutherland, Thomas; Whitcombe, Thomas Jenkins, James. National Maritime Museum, Greenwich, Londres.

La HMS Blanche era una fragata tipo, con 26 cañones de 12 libras en la batería, además de seis carronadas de 18 libras y seis cañones de 6 libras en alcázar y castillo de proa. Tenía una tripulación de unos 220 hombres. Estaba bajo el mando del capitán D’Arcy Preston. 

Fragatas españolas

La fragata Santa Sabina era una fragata pesada, con batería de 28 cañones de a 18 libras y 12 cañones de seis libras en el alcázar y castillo. Hay que indicar que, además de no disponer de las potentes carronadas como las británicas, la Sabina, además, no podía utilizar los dos cañones más a proa de la batería por un defecto de construcción:

La extremada finura de proa de todas nuestras fragatas de este período, llevaban a esta lamentable situación que, en la práctica, suponía la inhabilitación de estas piezas en el combate, tras el primer disparo ante la imposibilidad de recarga.
Informe de Rovira en 1800. E. García-Torralba, La artillería naval…


El combate se libró en 1796, pero como vemos en 1800 todavía no se habían subsanado aquel fatal error.

Modelo de la fragata Santa Sabina. Museo Naval de Madrid.

Sin embargo, era buena velera:

…esta fragata tiene el gobierno más fino que pueda desearse pues aunque sea su andar casi insensible obedece al timón con solo una cabilla como si fuera con viento fresco.

Relación de las propiedades de la fragata Santa Sabina… Cádiz, 21-1-1783, José Zerrato. E. García-Torralba Fragatas de la Armada española…

En esta ocasión, la Santa Sabina estaba bajo el mando del capitán de navío Mariano Jacobo Fitz James Stuart y Cagigal, cuyos ancestros pertenecían a la familia escocesa de los Estuardo, que habían sido antiguos reyes de Inglaterra.

En efecto, Jacobo Stuart pertenecía a la casa de los duques de Berwick, que posteriormente se convertirían en los duques de Alba, por extinción de esta familia. La fragata llevaba una tripulación de 252 hombres.

La fragata Ceres (advocación de Nª Sª de la Almudena) era otra fragata pesada con los mismos calibres y cañones que la Sabina. Fue botada en 1792. Estaba bajo el mando del capitán de fragata Ignacio de Olaeta y Allende Salazar.

Tenemos en principio dos fragatas pesadas españolas contra una pesada británica y otra normal. Esto puede parecer a simple vista como una ventaja por parte de los españoles, a pesar de los defectos de construcción de los que comentábamos.

Pero no lo es tanto si comprobamos que los británicos llevaban carronadas, mortales a corta distancia, y que sus tripulaciones, por haber navegado más, eran más experimentadas tanto en navegación como en combate, lo que, a nuestro juicio y como se verá, le dará una clara ventaja a Nelson y sus hombres a pesar de la buena actuación de la Santa Sabina y, particularmente, de la Santa Matilde, de la que ya hablaremos.

El combate de las fragatas

Aquella noche las fragatas británicas atacaron a las españolas. Yendo la HMS Minerve hacia la Santa Sabina y la HMS Blanche hacia la Ceres.

Nelson cuenta lo sucedido en una carta posterior a su padre:

Cuando me puse al habla con el Don (Jacobo) diciéndole: ‘Esta es una fragata inglesa’ y exigiéndole la rendición o que, de lo contrario, le haría fuego, su contestación fue noble y digna de la ilustre familia a que pertenece: ‘Esta es una fragata española, y puede empezar tan pronto como guste’. No me puedo figurar batalla más apretada ni violenta: las fuerzas idénticas en artillería, y casi el mismo número de hombres, teniendo nosotros doscientos cincuenta. Varias veces, durante la acción, le pedí que se rindiera, pero su contestación fue: ‘No, señor; mientras tenga medios de luchar’. Cuando ya no le quedaba ningún oficial con vida, me llamó, diciendo que no podía luchar más y rogándome que cesara el fuego. La fragata siguiente era la Ceres, de cuarenta cañones, y no quiso luchar mucho. No hay palo, verga, vela ni cabo que no esté deshecho. Los palos mayor y de mesana con la verga mayor son nuevos, como cada jarcia y cable en el barco, el palo de trinquete y su verga reforzados. A mi llegada aquí era noche de baile, y como asistían los Capitanes, me recibió el General en debida forma, y la música tocó determinada marcha: luego vino Rule Britannia. Nelson».

Tomo II de Nelson’s Correspondence, Volumen III


En ese escueto resumen que hace el comodoro inglés, habría que matizar varias cosas, entre ellas aquello de que no quedó ningún oficial con vida en la  Santa Sabina , algo que  no es cierto de ninguna manera . De hecho, sólo hubo dos oficiales españoles heridos de forma leve: el teniente de fragata Antonio Miranda y el alférez de navío Ildefonso de Rojas.

Lo que sí es cierto es que la  Minerve  y la  Sabina  eran muy parecidas en cuanto a porte y tripulación , aunque ya hemos comentado los defectos y carencias de la española.

En el parte del segundo de la  Santa Sabina , el teniente de navío  Francisco Lagrela , se deduce que la  Sabina  y la  Ceres  no debían navegar a la vista, ya que los de la primera pensaron que la fragata que se les echaba encima era la  Ceres . No obstante, los británicos sí que habían visto a las dos fragatas españolas y se habían dividido para cazarlas.

Nelson en su carta dice que se pusieron primero  al habla con la fragata española , lo que ocurrió a las 23:30 horas. Esto es verdad, ya que en el parte del español se especifica:

Y habiendo llegado a la voz habló en inglés lo que no se pudo entender, e inmediatamente se dio aviso al comandante dando la orden para que cada uno asistiese a su lugar.

Aquí hay una  contradicción , ya que Nelson en su carta dice que el comandante español le dijo que no se rendirían.

El caso es que se prepararon para el combate y a la primera descarga  los británicos echaron abajo el palo de mesana  de la  Sabina , dejando ya de primeras en difícil situación al buque de Jacobo Stuart, quien no obstante logró reaccionar y combatir durante dos horas y media.

Los británicos  dispararon sobre todo a la arboladura , mientras que los españoles lo hicieron al casco, algo paradójico cuando siempre se adjudica a las dos marinas del periodo la preferencia contraria en los combates navales.

«Stuart contra Nelson», cuadro de Carlos Parrilla sobre el combate de la fragata Santa Sabina contra la HMS Minerve.

Así, prosigue el parte de Lagrela:

Nos contestaron la mayor parte de la obencadura, y el estay mayor al que solo le quedó un cordón: faltaron todos los cabos de babor, y por último vinieron los palos de mayor y trinquete abajo de resultas de estar pasados de las balas.

Los palos no cayeron en ese momento,  pero estaban perdidos . Quedó así la fragata  Santa Sabina  muy tocada, haciendo imposible su maniobra y teniendo que  rendirse  sin remisión sobre la una y media de la mañana, siendo Jacobo Stuart  transbordado a la fragata británica , donde Nelson quedó sorprendido del origen del comandante español.

¿Por qué se había transbordado al comandante español? Posiblemente porque Nelson no pudo poner a muchos de sus hombres a marinar la  Sabina,  dado que  no sabían si tenían que seguir combatiendo  contra la otra fragata española, que ya hacía rato que había desaparecido con la otra embarcación británica.

Desprenderse de mucha gente hubiera dejado a su fragata  mermada de capacidades , por lo que optó por dejar sin mando principal a la  Sabina , para así asegurarse hasta cierto punto de que los tripulantes españoles no intentarían recobrar su fragata si la  Minerve  se ausentaba en algún momento.

La  Sabina  había tenido 10 muertos y 46 heridos. La HMS  Minerve  sufrió 7 muertos y 34 heridos, una cifra muy pareja a la española que Nelson no reconoció, ya que según Cesareo Fernández Duro:  «Nelson subió la cifra en su despacho a 164 bajas. También los grandes hombres tienen debilidades» .

El historiador británico William James tampoco se fía mucho del propio Nelson y cita a la  Gaceta de Cartagena  adjudicando 10 muertos y 45 heridos a los españoles.

Además, el comodoro británico  no podía saber exactamente que número de bajas  había ocasionado al enemigo porque no pudo apresar la fragata de manera definitiva para comprobarlo, por lo tanto su estimación no era muy real.

En la rendida  Sabina  tomaron posesión el  Teniente Hardy  (futuro capitán del  Victory  en  Trafalgar ) y el Teniente Culverhouse, junto con 18 marineros que intentarían llevar la presa hasta Gibraltar, tras remediar algunas averías. Desde la  Minerve  se echó un cable para  remolcar  a la  Santa Sabina , pues por sus propios medios era imposible.

Mientras la HMS  Minerve  empezaba su lucha con la  Sabina , la HMS  Blanche  se dirigió hacia la  Ceres .

El comandante de esta última fragata, el capitán de fragata  Ignacio Olaeta , trató de zafarse de la  Blanche , intentando escapar, lo que no consiguió de ninguna manera. Así pues, comenzó un combate entre estas dos embarcaciones.

Nelson en la referida carta, lo cuenta como si él con su fragata, después de despachar a la  Sabina  se fueron a por la  Ceres , de la que dice que no luchó mucho, sin mencionar en ningún momento a la otra fragata británica. Pero en ese momento, cuando ya estaba rendida la fragata de Jacobo Stuart, la  Ceres  y la  Blanche  estaban  fuera de la vista  del comodoro británico.

Llegan los refuerzos

Todos aquellos cañonazos  no habían pasado desapercibidos . La fragata española  Santa Matilde , de 34 cañones, que estaba por aguas de Cabo Tiñoso, muy cerca de Cartagena, se dirigió hacia los fogonazos sobre las 23:30, justo cuando empezaba el combate de la  Sabina  y la  Minerve .

Al mando de la  Matilde  se encontraba el capitán de fragata  Miguel María Gastón de Iriarte , quien no se lo pensó y se dirigió a la acción sin perder tiempo. Este bravo comandante sería posteriormente el capitán del  San Justo  en la batalla de Trafalgar, cuya oportuna intervención ayudó al  Príncipe de Asturias  en su comprometida situación en dicha batalla.

La  Santa Matilde  era una fragata normal2 con el siguiente armamento: 26 cañones de 12 libras en su batería y 8 cañones de 6 libras (seis en el alcázar y dos en el castillo).

Cuando esta llegó a la altura de la  Santa Sabina , esta ya se había rendido y estaba siendo remolcada por la HMS  Minerve .

Gastón de Iriarte mandó hacer  señales de identificación  a la fragata española, pero esta no contestó, obviamente porque estaba marinada por los británicos, por lo que la  Matilde  descargó una andanada sobre su homóloga española.

Nelson, sin perder el tiempo,  ordenó cortar los cables de remolque  y se dispuso a enfrentarse con la osada fragata española. Eran las cuatro y media de la noche.

Así combatieron media hora, cuando la  Matilde  se separó para  remediar las averías  que le estaba ocasionando la endiablada puntería de los británicos.

En esta ocasión, aunque Nelson disponía de menos hombres y una tripulación muy cansada, contaba con la enorme ventaja de  sus cañones de 18 libras contra los de 12 libras de los españoles , lo que suponía más del 30% de superior potencia de fuego en cada andanada, a favor de los británicos.

La Matilde, al ser una fragata de menor rango llevaba también una tripulación más reducida que la Minerve, aun sin los 20 hombres que le faltaban a estos últimos. Gastón demostró gran valor al echarse con ese arrojo a un oponente que era superior, cuando todavía no sabía nada de los refuerzos que iban a llegar.

Plano de la fragata Santa Matilde en su servicio en la Royal Navy. National Maritime Museum.

Pero la fragata británica no pudo renovar el combate, ya que  otros buques españoles  habían escuchado y visto los fogonazos y se dirigían a toda vela hacia la zona.

Se trataba del  navío  Bahama , de 74 cañones, mandado por el capitán de navío José Aramburu y la fragata  Diana   de 34 cañones, mandada por el capitán de navío Pedro Trujillo.

Ambos buques pertenecían a la escuadra del teniente general  Juan Cayetano de Lángara y Huarte , que estaba cruzando por el islote de Escombreras.

Ante tal panorama la HMS  Minerve   abandonó el combate  con la  Matilde  y huyó, tratando de nuevo de remolcar a la  Sabina . Durante este combate los británicos habían tenido diez heridos más.

La fragata de Gastón de Iriarte, libre del empeño,  se dirigió entonces a socorrer a la  Ceres . Esta se había rendido ya a la  Blanche , pero estos todavía no habían tomado posesión de la misma, por lo que los de la  Ceres , al ver acercarse a la  Matilde , renovaron la lucha tratando de ganar tiempo.

Los de la HMS  Blanche , al ver acercarse a la otra fragata española,  decidieron dejarlo  e ir tras la  Minerve .

En el combate con la  Ceres , los británicos también  habían seguido con la táctica de disparar a la arboladura , ya que el comandante Olaeta aseguró que tuvo que cambiar todos los palos en Cartagena debido al mal estado en el que se encontraban.

En aquel combate la  Ceres  había sufrido seis muertos y siete heridos, tres de los cuales lo eran de gravedad.

Mientras, la  Minerve , la  Blanche  y la  Sabina  intentaban alejarse de la zona , pero el mal estado de la española no les dejaba. Aquí Nelson quiso apurar demasiado. Si hubiera sacado a sus hombres de la  Sabina  en cuando regresó del combate con la  Matilde , se hubieran escapado sin dejar a nadie atrás.

Pero esto no ocurrió, ya que los buques españoles estaban muy cerca, tanto como para  no arriesgarse a una evacuación . Con todo el dolor del mundo, Nelson tuvo que abandonar a sus hombres de la  Sabina .

Además, se unió a la función el  navío  Príncipe de Asturias , de  tres puentes y 112 cañones , que era el insignia del teniente general  José de Córdova , comandante de la segunda escuadra del general Lángara.

Este se había dirigido a la zona desde las doce de la noche hasta la una y media de la mañana del día 20 con los primeros cañonazos de la  Sabina  y la  Minerve . Sobre las cuatro y media y hasta una hora después volvieron a escuchar cañonazos y fogonazos  descubriendo al amanecer a cinco fragatas , una de ellas desarbolada del palo de mesana, la  Sabina .

El navío de tres puentes se dirigió a esta última fragata, disparando tres cañonazos para que se identificara, lo que ejecutó en el último momento enarbolando la  bandera española . El general español mandó al teniente de navío José Vasallo en un bote a reconocer la embarcación.

Allí encontró a los británicos,  que se rindieron . Y en ese instante los palos mayor y trinquete de la fragata, muy dañados por el combate, terminaron cayendo, dejando la fragata española completamente desarbolada.

Mientras, el navío  Bahama   trataba de dar alcance a la  Minerve , pero esta logró escapar sin problemas perdiéndose de vista con su compañera  Blanche  a las tres de la tarde.

La fragata  Santa Sabina  fue reparada en lo posible, armando unas bandolas y dándole remolque la fragata  Flora . Así llegaría a salvo a Cartagena3, no sin cierto apuro:

Nos hallamos sin víveres en esta fragata, pues solo tenía 8 días y la mayor parte de estos los ha cogido la gente después del combate: tenemos diferentes balazos a flor de agua los que nos han ocasionado hacer 25 pulgadas sobre cuaderna, pero a fuerza de dar a la bomba se ha disminuido hasta 8, y necesitarse los buzos para reconocer los fondos.


Tras el combate Nelson dejó atrás a sus hombres, pero no los olvidó. En cuanto tuvo ocasión se puso en contacto con las autoridades españolas para solicitar el canje de prisioneros. Mediante varias cartas a don Miguel Gastón de Iriarte, comandante de la fragata española Matilde, y fechada el 24 de diciembre de 1796 en alta mar, a bordo de la Minerve:

Señor: La fortuna de la guerra me dio posesión de la Sabina después de una defensa de las más bizarras: la misma señora, tan voluble, os devolvió el buque con algunos de mis oficiales y hombres a bordo. He procurado hacer lo más llevadera posible la cautividad de su valiente comandante, don Jacobo Stuart, y confío en la generosidad de vuestra nación para que de trato recíproco a los oficiales y hombres ingleses. Consiento, señor, en que sea cambiado don Jacobo y en que quede en plena libertad de servir a su Rey cuando sean entregados los Tenientes Culverhouse y Hardy a la guarnición de Gibraltar, con los otros que acuerde el Cartel establecido entre Gibraltar y San Roque para el intercambio de prisioneros. También se me cogió un criado en la Sabina: se llama Israel Coulson: no dudo de que V. E. dará órdenes para que inmediatamente me sea devuelto, por lo que me consideraré su deudor. También confío en que se mandarán a Gibraltar a los hombres que actualmente tenga prisioneros de guerra. Es propio de grandes naciones tratarse mutuamente con generosidad en alivio de los horrores de la guerra. 

Nelson.Tomo II de Nelson’s Correspondence, Volumen III

En el intercambio de prisioneros, Nelson, al que hay que reconocer que sabía tratar a los vencidos con dignidad y más si habían demostrado valentía,  le devolvió la espada a don Jacobo Stuart y lo envió a Cartagena .

Para salir al paso de alguna posible reprimenda de sus superiores por aquello, Nelson se justificó:

Esto está en consonancia con la dignidad de mi país, y yo hago siempre lo que creo justo sin pararme en rutinas; tenía reputación de ser el mejor oficial de España, y sus hombres eran merecedores de tal comandante.

Sin duda elogiando ya no sólo la figura del bravo capitán español, sino del buen comportamiento de sus hombres en el combate. En la siguiente carta que envía a Gastón, superior de Stuart, hace hincapié en esto:

No puedo permitir que Don Jacobo vuelva a su lado sin expresarle mi admiración por su valeroso comportamiento. A usted, que ha visto el estado de su nave, no es necesario demostrarle la imposibilidad en que se halló de prolongar la defensa. Yo he perdido en la refriega muchos hombres valientes, pero en nuestros mástiles fui el más afortunado, de no haber sido así, es probable que hubiera tenido el gusto de conocerle a usted. Pero Dios ha dispuesto las cosas de otro modo, por lo que estoy agradecido.

La cortesía en la correspondencia era algo normal en la época, como ya vimos con el propio Nelson en su también infructuoso  ataque a Tenerife  al año siguiente. A pesar de ser de diferentes naciones, la  caballerosidad en las formas y tratos , al menos entre iguales, era algo que se respetaba y que los diferenciaba de otros «países no civilizados«.

El 29 de enero 1797 Hardy y Culverhouse fueron llevados a Gibraltar a bordo del  navío español  Terrible , como parte del intercambio de prisioneros.

Poco después, cuando la  Minerve  partía de Gibraltar el 11 de febrero, fue perseguida por algunos buques españoles que salieron a su encuentro. Al poco tiempo de salir de la colonia británica, un marinero de la  Minerve  se  cayó al agua por accidente .

El teniente Hardy  saltó para intentar rescatarlo , pero las corrientes eran bastante fuertes y se encontró entonces muy retrasado de la fragata y en peligro de ser capturado otra vez por los españoles, ya que el navío  Terrible  se acercaba.

Nelson, dijo:  «Por Dios, que no perderé otra vez a Hardy» , y ordenó recoger velas y maniobrar para ir en busca de los dos hombres.

Del infeliz marinero no se encontró ni rastro, logrando rescatar sólo a Hardy. Ya con el teniente a bordo, Nelson ordenó  escapar a toda vela  en vista de que el  Terrible  se acercaba cada vez más.

La  Minerve , más rápida que el  navío de línea español , estuvo pronto fuera del alcance de la nave española y al anochecer estaban ya lo suficientemente lejos para no temer nada.

Nelson, semanas más tarde, combatió arriesgadamente y de manera triunfal en el  cabo de San Vicente . Pero los  tropiezos con los españoles  del valiente marino inglés no terminarían en este episodio de la  Sabina . En julio de 1797 fracasó estrepitosamente como hemos comentado en el intento de invasión de Tenerife, donde a parte de muchos hombres, perdió el brazo derecho.

Anteriormente, en el  bloqueo de Cádiz  magníficamente defendidos por las lanchas y cañoneras españolas que causaron gran estorbo a la flota británica y ayudaron a romper el bloqueo en varias ocasiones, estuvo a punto de perder la vida en un abordaje de su bote con una cañonera española.

Aquí hay que reconocer a Nelson su valor, ya que siendo un oficial de alta graduación combatió en un pequeño bote como si fuera un oficial cualquiera.

Modelo de la fragata Santa Sabina. Museo Naval de Madrid.

En definitiva, tras el combate de la  Santa Sabina  y la  Minerve  Nelson  logró huir de un enemigo poderoso  con relativas pocas pérdidas. Perdió más hombres en combate que los españoles y dejó a otros más prisioneros, pero no tenía muchas más opciones a la retirada.

No podía quedarse a luchar contra tres fragatas y exponerse al demoledor ataque de un navío de línea con sólo dos buques.

En contra de lo que suele narrar en las novelas del género o las películas, no era nada fácil rendir un barco, y mucho menos unos cuantos. Arriesgarse a combatir sabiendo que no tenía opciones lo único que podía ocasionar  era la pérdida de más hombres , incluso de la del propio Nelson.

De todas maneras, esta fue la única ocasión que Nelson tuvo que retirarse de un combate naval abandonando a sus hombres y una presa.

Los británicos cuando mencionan este incidente  pasan casi por alto que Nelson huyera . El marino británico se comportó de forma notable y tuvo una gran actuación, pero las cosas hay que llamarlas por su nombre y cuando un oponente se retira ante otro, por muchas buenas excusas que se tengan y se comprendan, se le llama huida, y esto jamás lo dirán las fuentes anglosajonas.

Les gusta recordar a Nelson como el hombre que nunca perdió una batalla, y así se encargan de hacerlo saber a todo el mundo, pero lo cierto es (la historia no miente), que perdió en Tenerife y perdió en este combate con las fragatas españolas, por mucho que lo quieran disfrazar con otros calificativos.

Si bien en este caso que nos ocupa fue una  derrota  muy honrosa para el marino inglés. Como bien dice el historiador y académico Agustín Ramón Rodríguez González:

Ya hubieran querido para sí otros de sus enemigos de entonces, fueran franceses, holandeses o daneses, poder decir en cualquier situación que habían visto la popa del buque de Nelson. Y, desde luego, si aquella modesta victoria la hubieran obtenido buques de cualquiera de esas naciones, no hubiera permanecido virtualmente desconocida hasta la fecha.

La Fragata de la película 

"Master and Commander".

Fragata HMS Surprise navegando

A finales de 2003 se estrenó la película  Master and Commander: Al otro lado del mundo.  Una soberbia película ambientada a principios del siglo XIX y que se basaba en la saga de libros del autor  Patrick O’Brian . No voy a contarles nada sobre la obra literaria (también recomendable) sino de la  fragata  que aparece en dicha película. Pero la real, no la histórica HMS  Surprise . Creo que es una historia  curiosa y entretenida  de leer.


La fragata Rose

El barco que sale en la película no fue así desde el inicio.  No fue construida para la película , sino que fue comprada y posteriormente se le hicieron unas adaptaciones para dejarla con el aspecto de una embarcación de guerra de 28 cañones de la  Royal Navy  de principios del XIX.

El  buque original  se llamaba  Rose  y se trataba de una  réplica  de una fragata homónima británica de 24 cañones. Al parecer, la  Rose  original estuvo en 1774 patrullando la zona costera de  Rhode Island , al noreste de los Estados Unidos. Su capitán  James Wallace  es recordado como un ser detestable que durante la guerra parece ser que se propasó un poco con los lugareños y sus propiedades.

En fin, que la  Rose  de la marina británica terminó la guerra medio  podrida y hundida  en el río Savannah para evitar una incursión francesa.


La construcción de la fragata

El caso es que con el motivo del  bicentenario  de la independencia de los EE.UU. surgieron muchas iniciativas para celebrar tan magno acontecimiento. En Todo a babor ya hemos visto alguna de ellas, como la vuelta al mar de la fragata USS  Constitution .

Fragata Rose con su esquema de color original.

Se pensó en hacer una réplica de la  Rose  para tener un buque del enemigo para el disfrute de la población, que exhibirían junto a otros menores. En realidad  querían hacer cinco buques , pero cuando el banquero se le rió en la cara al promotor de la idea,  John Fitzhugh Millar , optaron por hacer sólo el más grande.

No hablaremos de los  problemas de financiación  a los que se enfrentaron porque fueron bastantes. Los planos los consiguieron del  Museo Marítimo de Greenwich.  Pero dichos planos tenían que ser modificados para adecuarse a las leyes marítimas modernas. El  U.S. Coast Guard  debía certificarlos antes de aprobarlos y para eso necesitaron un arquitecto naval. Eligieron a  Philip Bolger  de Gloucester, Massachusetts, que se puso a trabajar en un proyecto un tanto extraño, ya que, con vistas a una posible venta futura, le pidieron que cambiara la altura de las cubiertas para poder adecuar, hipotéticamente en el futuro, un  restaurante . Eso sí que es visión de negocio.

Se fueron al astillero  Smith & Rhuland , Limited en Lunenburg, Nueva Escocia, en Canadá, y allí les dijeron que les harían la fragata por  250.000 dólares , velas, cabos y cañones aparte. Estos pertrechos los consiguieron o bien gracias a donaciones o comprándolos.

En junio de 1969  se puso la quilla . La construcción se realizó con maderas de abeto Douglas, roble blanco, rojo, haya y abedul. Los palos principales fueron realizados en acero. Como curiosidad cabe destacar la  gran afición al ron  que tuvieron los  trabajadores  que participaron en la obra, ya que, años más tarde, encontraron numerosas  botellas  de aquel licor en lugares remotos de la estructura de la fragata. ¡Que no se pierdan las tradiciones marineras!


Su vida operativa como Rose

En marzo e 1970 fue  botada  la fragata  Rose . Pero no fue hasta el verano de 1972 que la embarcación pudo abrir al público, tras incontables  problemas burocráticos  y de otra índole. En aquella temporada ya sirvió como escenario para  dos películas , una de ellas para la televisión.

Sacaron la nave a  navegar  casi todos los años, pero era  muy caro  hacerlo, ya que tenían que contratar un remolcador de asistencia, además de obtener una prima de seguro adicional. Por otra parte, se pusieron a construir  otro buque de época , tal y como habían planeado hacía tiempo. En esta ocasión se trató del primer buque autorizado por la entonces incipiente  marina continental norteamericana : la balandra  Providence , de 12 cañones.

La fragata Rose navegando, en el año 2000.

Pero dos buques era  demasiado caro de mantener , así que la  Rose  se vendió en 1984 por una miseria a un grupo de Bridgeport, Connecticut, que sólo querían que la fragata  decorase  su flamante puerto deportivo.

Aprovechando una nueva ley que permitía acondicionar buques para hacerlos  buques-escuela , los de Bridgeport quisieron sacarle partido a su adquisición y  arreglaron  la fragata para este nuevo cometido, que era mucho mejor que ser un simple florero.

Durante el primer centenario de la  Estatua de la Libertad , la  Rose  tuvo su puesta de largo en aquella ocasión en su nuevo cometido.

Y así, en los siguientes  dieciséis años , la  Rose  hizo cruceros de una semana a lo largo de la costa este con 31 aprendices que pagaban por tener una fascinante experiencia en un buque de vela como los de antes. También  cruzó el charco  en alguna ocasión para asistir a eventos especiales. Uno de esos viajes, a  Rochefort  inspiró a los de allí para construir su propia fragata: la  Hermione.


La inspiración que acabó convirtiéndola en la  Surprise

¿Y cómo llegó a convertirse la fragata  Rose  en la conocida HMS  Surprise ? Pues fruto de la  casualidad  y de aprovechar el momento.

Resulta que a finales de los noventa, un editor  alquiló  la  Rose  en el muelle de Nueva York para dar una  fiesta  con motivo de la publicación de un nuevo libro de la serie de  Jack Aubrey  del escritor Patrick O’Brian. Este estaba presente y, hablando con el veterano capitán de la fragata  Richard Bailey , le comentó que la  Rose , pintada con el esquema de colores reglamentarios de 1805, sería  muy parecida  a la  Surprise  de sus libros.

Bailey se animó y ordenó a sus marineros que  sacaran la pintura  y se pusieran manos a la obra. Debió ser algo rápido, pero el escritor quedó tan  impresionado  que cambió de opinión respecto a llevar a la gran pantalla sus libros, algo que siempre había aborrecido por pensar que no había medios adecuados para hacer algo digno.

Popa de la fragata HMS Surprise

Cubierta de la fragata HMS Surprise

Cubierta de artillería de la fragata HMS Surprise

Su editorial, viendo el posible beneficio, se puso manos a la obra en busca de la  productora de Hollywood  que se atreviera a hacer realidad aquel proyecto.

Los propietarios de la  Rose  decidieron a finales del 2000  deshacerse de la fragata . Y tenían intención de  venderla  a una asociación sin ánimo de lucro de Rhode Island.

Pero justo cuando iban a formalizar la transación, en marzo del año siguiente, apareció un representante de la  Twentieth-Century Fox  insistiendo en que quería  comprar  el barco. Le explicaron que ya se había decidido vender la  Rose  a los de Rhode Island, pero cuando el abogado de Hollywood le puso un cheque que  triplicaba  lo que le iban a dar los otros, cedió sin pensárselo, aunque hizo que los de la  Fox  firmaran un acuerdo para  donar  al grupo de Rhode Island la fragata tras la filmación de la película.

Pero aquellos  no verían jamás la fragata  en sus manos, puesto que al finalizar la grabación de la película, la productora pasó de aquella cláusula y les avisaron de que  tenían más abogados  que ellos. No hizo falta más.


La fragata HMS Surprise

La fragata fue trasladada a  San Diego , donde se procedió a su  remodelación  para convertirla en la embarcación de las novelas de O’Brian.

Para ello se  cambió  toda la cubierta principal, la popa, mascarón de proa, rueda del timón, velas nuevas, nueva pintura y muchísimos detalles tanto exteriores como interiores.

En la producción de la película la  Rose / Surprise  se utilizó para las tomas exteriores de  navegación . Para todas las demás se construyó una  Surprise  medio de pega para ponerla en una  enorme piscina  que el estudio tenía habilitada (la misma donde se rodó  Titanic ) y donde se rodarían las escenas de batallas y sobre cubierta.

Las escenas de la  batalla naval  en la que aparecen las dos naves antagonistas, justo después de utilizar una clásica  táctica de engaño , se realizó con dos  barcos en miniatura  rodados en tierra firme en  Nueva Zelanda , y luego añadidas al océano por la  ILM  (la empresa que hace los efectos especiales de  Star Wars , entre otros). También allí realizaron un modelo más grande para las tomas de daños de los cañonazos de la fragata francesa  Acheron , que por cierto fue hecha bajo los planos de la USS  Constitution . Así pues, a nuestra  Rose Surprise  no le hicieron  ningún daño  durante el rodaje de la película. Hubiera sido un disparate.

Modelo de la fragata Surprise hecha para el tanque de agua

Tras el estreno se vio que no se había recaudado lo que esperaban y que no harían más películas de la saga (una pena, la verdad), por lo que el estudio alquiló primero la fragata y después la terminó vendiendo al Museo Marítimo de San Diego, los mismos que han hecho recientemente una réplica del galeón San Diego.

La fragata HMS Surprise en los astilleros de Chula Vista, en San Diego. Como pueden ver, después de un tiempo en la mar toca limpiar los bajos. Y eso que cuenta con forro de cobre.

Aquí queda un vídeo de aquella operación de limpieza. Está en inglés, pero las imágenes hablan por sí solas.

 
 

Estos  restauraron  la fragata para acondicionarla para la navegación (en 2007) y la registraron oficialmente como  HMS  Surprise , a pesar de que al no ser un buque de la  Royal Navy  no tenían derecho a usar ese  acrónimo .

Navega varias veces al año y se presta para alquiler para eventos diversos. Incluso apareció en una de las películas de  Piratas del Caribe  como un buque llamado  Providence .

Este es un vídeo sobre el buque ya en manos del Museo de San Diego:

 
 

Y ahí sigue, en  San Diego , donde se puede visitar y admirar una réplica de un buque de sexta categoría británico de las Guerras Napoleónicas. Si pueden permitírselo, o pasan por allí, no dejen de ir y presentar sus respetos a una vieja dama con mucha historia en sus cuadernas.

Algunos datos de la HMS  Surprise : Desplaza 508 toneladas; tiene 54 metros de eslora y 9,8 de manga. Su superficie vélica es de unos 1,200 metros cuadrados y posee un armamento (no funcional) de 28 cañones de 9 libras.

Fragata HMS Surprise en su muelle del Museo Marítimo de San Diego. Un buque precioso, ¿no creen?